Organizaciones de la Iglesia católica y de la sociedad civil indicaron que la situación de los venezolanos es ya una crisis humanitaria, porque han quedado en medio de decisiones de distintos gobiernos.
Dimensión Episcopal de Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) señaló que la crisis “es producto de los acuerdos políticos entre los gobiernos de México y de Estados Unidos”, por lo que se manifestó a favor de que se replantee la estrategia y nuestro país “abandone la perspectiva militar y de contención y busque alternativas de regularización migratoria bajo una perspectiva de derechos humanos”.
La agrupación, a cargo de José Guadalupe Torres Campos, obispo de Ciudad Juárez, precisó que “México está viviendo tiempos complejos en migración, deportación y refugio. Se recrudecen cada vez más las violaciones a los derechos humanos de las personas en contexto de movilidad, así como los peligros a los que se enfrentan: robos, desapariciones forzadas, secuestros y extorsiones”.
Asimismo, lamentó la situación de precariedad e incertidumbre que viven los venezolanos, al tiempo de mostrarles su solidaridad.
El prelado envió una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador, al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y al comisionado del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño, a quienes precisó que su organización integra la red más grande de protección a los migrantes.
En tanto, Wilner Metelus, presidente del Comité Ciudadano en Defensa de Naturalizados y Afromexicanos, dijo que en ambas fronteras continúa la crisis humanitaria porque el gobierno se niega a permitir el libre tránsito y regularizar la estancia de quienes dejaron sus países.
En conferencia de prensa, aseguró que las condiciones de precariedad en la que se encuentran los migrantes tiene como causa la firma de un pacto entre Estados Unidos y México para que éste cumpla las funciones de tercer país seguro.
“Hay personas en la frontera norte que tienen más de año y medio sin respuesta a sus solicitudes de refugio en Estados Unidos, además de que muchos albergues ya no pueden recibirlos.”
Carolina Gómez Mena y Fernando Camacho
Fuente: La Jornada