Aunque 70 por ciento de los adolescentes ha escuchado hablar de anticonceptivos, principalmente el condón, apenas la mitad de quienes tienen de 10 a 17 años sabe que previenen embarazos e infecciones de transmisión sexual. Por eso y debido a que 23 por ciento de las personas inician su vida sexual activa en este periodo, los servicios de salud sexual y reproductiva deben estar accesibles, señalaron especialistas.
Mayra Torres, jefa de Atención a la Adolescencia de IMSS-Bienestar, aseguró que la cobertura de estos servicios por parte de la Secretaría de Salud y los Centros de Atención a la Salud del Adolescente (Casa) en unidades médicas rurales es de 85 por ciento.
El reto es llegar a zonas más alejadas del territorio nacional, a comunidades donde no hay centros de salud y donde se registran las tasas más altas de fecundidad entre los adolescentes, sobre todo niñas de 10 a 15 años.
En conferencia organizada por Salud Justa, Aremis Villalobos, directora de Salud Reproductiva en el Instituto Nacional de Salud Pública, comentó los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2022, según los cuales, se detectó que 37 por ciento de las adolescentes habían tenido algún embarazo y una de cada cuatro de las entrevistadas no había utilizado ningún método anticonceptivo en su más reciente relación sexual, contra 12 por ciento de hombres.
Otro dato revelador es que una vez que han iniciado su vida sexual, sólo uno de cada tres acuden a servicios de salud sexual y reproductiva para obtener información y/o métodos anticonceptivos;
Lo que se ve en las clínicas, agregó Mayra Torres, es que la mayoría de los hombres llegan cuando ya son portadores de alguna infección o ellas, por estar embarazadas.
Y, después de esa primera gestación, alrededor de 25 por ciento tienen un segundo embarazo, comentó Villalobos.
Información de la Organización Mundial de la Salud señala que al año, alrededor de 21 millones de mujeres de 15 a 19 años se embarazan a escala global, de las cuales 12 millones se convierten en madres. Además de los aspectos sociales y económicos que implica, las jóvenes tienen el doble de riesgo de morir, respecto de mujeres adultas, por causas relacionadas con el embarazo, parto y puerperio.
De igual manera, entre los hijos de adolescentes se triplica el riesgo de muerte durante sus primeros dos años de vida.
Mayra Torres también comentó sobre temas emergentes. Uno es garantizar el acceso al aborto seguro y sin discriminación. Destacó que ya existe un protocolo de atención que se debe cumplir en las unidades de salud.
El otro es la atención a los grupos vulnerables y de la diversidad sexual. La especialista dijo que cada uno tiene necesidades específicas y así es como deben recibir la atención en los servicios de salud.
Ángeles Cruz Martínez
Fuente: La Jornada