La pandemia impactó no sólo en la atención de pacientes con alguna adicción, sino también “puede haber generado un mayor consumo de sustancias ilícitas y alcohol, cuyo efecto veremos en poco tiempo”, alertaron especialistas.
Al participar en el conversatorio Salud mental y adicciones, convocado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Medina-Mora, directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó que a nivel mundial se ha detectado un mayor consumo en mujeres de 12 a 17 años, incluso por arriba de las de 18 a 34 años.
Durante la presentación de tres estudios financiados por el Proyecto Nacional de Investigación e Incidencia en Salud Mental del Conacyt, la especialista destacó que el doble papel de México como productor y consumidor, no sólo de mariguana, sino de opio y drogas de tipo anfetamínico, plantea un enorme desafío para el diseño de políticas públicas.
Medina-Mora explicó que el uso de la cannabis y otras drogas en México y en el mundo “está aumentando y crece sobre todo el número de consumidores frecuentes y de grandes cantidades, en quienes se concentran los problemas asociados con el consumo de esta sustancias”.
Alertó que la prohibición con sanciones graves disminuye, pero no disuade del consumo de cannabis a los jóvenes y puede originar consecuencias no deseadas. Por ello, destacó que se debe profundizar en los patrones de uso y los problemas asociados a su consumo, así como mantener un monitoreo permanente de las “consecuencias no deseadas de las políticas implementadas hasta ahora” en la regulación de su uso.
Por su parte, la doctora Clara Fleiz, investigadora del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, quien desarrolla un estudio sobre qué sustancias consumen personas con adicción en la frontera norte, a fin de identificar sus diluyentes y contaminantes, los cuales pueden tener efectos mortales en los consumidores, destacó que quienes tienen una adicción a sustancias ilícitas “no sólo enfrentan la marginación social y económica, sino graves condiciones de salud, pues se está detectando un incremento en los casos de contagio de VIH y hepatitis C, así como de otras infecciones, debido a las condiciones en que se ven obligados a consumir las sustancias”, que muchas veces están contaminadas o tienen diluyentes tóxicos.
En la población con alguna adicción en ciudades fronterizas con Estados Unidos, se ha detectado a los migrantes como un sector altamente vulnerable, “pues debido a sus condiciones de sobrevivencia no pueden mantener las medidas de prevención frente al Covid-19”.
Laura Poy Solano
Fuente: La jornada