Jenín. El ejército israelí se retiró ayer de la ciudad de Jenín, dejando tras de sí una masa de edificios e infraestructuras dañados, luego de una de las mayores incursiones militares en el territorio reocupado de Cisjordania.
Los equipos de levantamiento de escombros retiraron montañas de ruinas dejados por la operación, en la que participaron cientos de soldados y policías respaldados por helicópteros y drones que entraron en todas las zonas de la ciudad y del campo de refugiados adyacente, así como en los pueblos de los alrededores.
Miles de residentes fueron desplazados de sus hogares durante los nueve días que duró la operación, en la que los militares israelíes libraron continuos tiroteos con combatientes palestinos de Hamas, Yihad Islámica y Fatah.
Cuando entraron, utilizaron excavadoras y empezaron a destruirlo todo. No dejaron nada
, sostuvo Samaher Abu Nassa, residente en Jenín.
Los servicios de agua y electricidad siguen cortados y los buldóceres israelíes han excavado 20 kilómetros de carretera, una táctica que, según el ejército, tenía como objetivo neutralizar las bombas colocadas al borde de las carreteras, pero que ha destrozado gran parte del centro de la ciudad. Un comunicado de los militares afirmó que se habían desmantelado 30 explosivos colocados en las carreteras. El Ministerio de Asuntos Exteriores palestino acusó al ejército de trasladar a Cisjordania reocupada las tácticas utilizadas para arrasar la franja de Gaza.
Jenín, en el norte de Cisjordania, ha sido durante mucho tiempo un bastión de las facciones armadas palestinas, y las fuerzas armadas de Israel indicaron que la operación, que incluyó la ciudad de Tulkarem, tenía como objetivo frustrar actividades de los grupos milicianos respaldados por Irán, que planeaban ataques contra civiles israelíes.
El ejército manifestó que sus soldados mataron a 14 combatientes durante la operación, incluido el comandante local de Hamas en Jenín; detuvieron a 30 sospechosos, confiscaron armas y desmantelaron infraestructura, como un depósito subterráneo de armas situado bajo una mezquita, así como un taller de explosivos.
Ayer, miles de personas se unieron a los cortejos fúnebres por las 21 personas muertas en total durante los combates en Jenín durante la operación. Muchas fueron reivindicadas como miembros de las facciones armadas, pero varias eran civiles sin implicación en la contienda, como una chica de 16 años a la que un francotirador le disparó cuando ella miraba por la ventana.
Más de 680 palestinos han muerto desde el 7 de octubre pasado en Cisjordania y Jerusalén Este, según cifras del Ministerio de Salud palestino.
Por otra parte, Aysenur Ezgi Eygi una activista turca-estadunidense murió tras recibir una bala israelí durante una manifestación contra los asentamientos en Cisjordania, al igual que Bana Amjad Bakr, adolescente palestina de 13 años, ambas en el marco de enfrentamientos entre colonos israelíes y residentes de la localidad de Qaryout, al sur de Nablús, informó la agencia Wafa.
Hamas tildó de acto atroz
la muerte de Aysenur Ezgi Eygi, mientras el gobierno de Estados Unidos deploró la muerte de la activista y señaló que actuará según sea necesario
.
En tanto, la canciller alemana Annalena Baerbock, pidió al gobierno israelí poner fin a los proyectos de asentamientos ilegales en Cisjordania reocupada.
En Gaza, mientras decenas de niños son vacunados contra la polio, otros mueren en ataques israelíes, como Tala, encontrada por su padre entre los escombros gracias a sus patines color rosa, una de los al menos 12 palestinos que fueron asesinados en la última jornada.
Naciones Unidas alertó que la situación en Gaza es más que catastrófica
, tras casi 11 meses de guerra y recalcó que la situación no permite apoyar a la población a un nivel cercano al necesario
.
Reuters, Europa Press y Afp
Fuente: La Jornada