Simpatizantes de Jair Bolsonaro acudieron al Congreso, Palacio presidencial y a la Corte suprema, días después de la investidura del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
La democracia brasileña resistió ayer al ataque de miles de bolsonaristas que tomaron por la fuerza, por cerca de cuatro horas, las sedes del Gobierno, del Parlamento y del Tribunal Supremo, en la mayor agresión a los poderes republicanos vista desde el golpe de Estado de 1964.
Siete días después de la investidura del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, los extremistas irrumpieron en los palacios violentamente, destruyendo todo lo que se encontraron a su paso, mientras que el jefe de Estado se encontraba de viaje en la ciudad de Araraquara, en el estado de Sao Paulo.
El mobiliario de los palacios fue destrozado y arrojado por las ventanas a la calle, aunque las autoridades todavía no han podido realizar un balance de los cuantiosos daños causados por la turba. Los radicales no reconocen el resultado de las elecciones del pasado 30 de octubre, en las que Lula derrotó al ahora ex presidente Jair Bolsonaro por un estrecho margen de menos de dos puntos porcentuales.
Agrupados en la rampa del Congreso Nacional, los extremistas corearon consignas pidiendo la intervención de las Fuerzas Armadas, pero los militares no acudieron al llamado y sus comandantes se mantuvieron en estricto silencio.
Según informaciones preliminares, hasta el momento hay al menos 300 detenidos, aunque el ministro de Justicia, Flávio Dino, dijo que habrá más arrestos en las próximas horas por los “actos terroristas”.
Los ataques contra las instituciones recibieron una condena unánime por parte de todos los estamentos en Brasil y también, por parte de los Gobiernos de América Latina, de Estados Unidos y de Europa.
Lula instaura intervención federal tras invasión de poderes en Brasil
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, decretó ayer una “intervención federal” en Brasilia para retomar el control de la capital, luego de que seguidores del ex mandatario Jair Bolsonaro invadieran las tres sedes del poder.
Una marea humana de manifestantes vestidos de amarillo y verde, que protestan contra el regreso al poder de Lula, ocupó las sedes del Poder Ejecutivo, el Legislativo y Judicial en la capital brasileña, dejando imágenes impactantes que evocaron las del asalto al Capitolio -sede del Congreso estadounidense- en Washington el 6 de enero de 2021.
La “intervención federal” decretada por el presidente izquierdista consiste en la toma de control del comando de fuerzas de seguridad habitualmente dirigidas por autoridades locales.
El decreto colocó a las fuerzas de seguridad bajo la autoridad de un responsable nombrado por Lula y que se reporta a él directamente, Ricardo Garcia Capelli. Podrá recurrir a “cualquier órgano, civil o militar” para garantizar el orden.
“Esta gente será castigada y vamos a descubrir incluso quiénes financian a estos vándalos que fueron a Brasilia, y todos pagarán con la fuerza de la ley por este gesto antidemocrático de irresponsabilidad”, declaró el presidente de 77 años desde la ciudad de Araraquara, ciudad del Sureste devastada por inundaciones a finales de año.
“Estos vándalos, estos fascistas fanáticos, han hecho lo que nunca se había hecho en la historia de este país”, agregó Lula, quien derrotó a Bolsonaro por corto margen en segunda vuelta el 30 de octubre y fue investido hace una semana como nuevo presidente de Brasil por tercera vez.
Imágenes de medios y otras difundidas en redes sociales mostraron a los manifestantes invadiendo el Congreso, pero también llegando hasta el Palacio presidencial de Planalto y el Tribunal Supremo Federal -STF, máxima corte- de Brasil, ubicados en la misma área donde se concentran los tres poderes del Estado, la denominada Explanada de los Ministerios.
En lo que se estaba desarrollando rápidamente como un episodio grave de inestabilidad política, las autoridades acordonaron el área alrededor del edificio legislativo en Brasilia y trataron de rechazar a los manifestantes con gas lacrimógeno, pero rápidamente se vieron rebasadas.
AFP
Fuente: El Informador