Mientras sigue el paso de estrellas de Hollywood y hay cambios en la organización, así como controversias con los patrocinadores, el Festival estrena Mariupol 2 y Mi país imaginario, en un día flojo en la competencia
Estrellas se van y estrellas vienen… Salido de la pantalla Tom Cruise después de dos días de revuelo, su lugar en la alfombra roja lo ocupa desde anoche la no menos apantallante estrella Julia Roberts quien, aunque no tiene película alguna en el certamen, está presente aquí como madrina de la famosa casa Chopard que presta, en tanto que patrocinador del festival, sus famosas joyas a las estrellas femeninas durante su paseo por el famoso camino que lleva a la sala Lumiere, sede principal de la presentación de las películas en competencia.
Chopard se cuenta entre los viejos patrocinadores del certamen mientras que desde este año el famoso Canal+ cedió su lugar al consorcio de la televisión pública France Televisions, un viraje hacia el apoyo y subsidio, de por sí generosos, con los que cuenta el certamen por parte del gobierno, algo que vendrá a reconfirmar aquí la nueva Secretaria de Cultura, la franco-libanesa Rima Abdul Malak, ex consejera en asuntos culturales del presidente Emanuel Macron en el apenas hoy revelado nuevo gabinete que resultó de la reciente reelección de Macron a la presidencia del país.
La ministra llegará a Cannes, una tradicional visita llena de simbolismos, teniendo entre sus prioridades varias carpetas relativas a la regulación de la industria audiovisual gala, una de la pocas que a nivel mundial cuentan con tan importantes apoyos financieros para la producción y difusión/promoción.
Concluyendo con los últimos reacomodos entre la lista de los patrocinadores sin el apoyo de los cuales, ningún festival cinematográfico a nivel mundial puede equilibrar su presupuesto, anotaremos la espectacular entrada, desde esta edición del festival, de la plataforma gigante TikTok que apenas entrada en escena causó un considerable escándalo y dolor de cabeza al certamen al revelarse su intención de imponer sus decisiones al jurado que ella misma formó para el concurso dedicado, dentro del marco del festival, a aspirantes cineastas. Lo que resultó a la denuncia por y la renuncia del presidente del jurado, el veterano y mundialmente reconocido y multipremiado documentalista franco-cambodiano Rithy Panh.
Hasta aquí para los bastidores del certamen, en un día, lo habrán quizás ya sospechado, en que las películas en competencia no dan mucho de qué hablar/reseñar.
El veterano realizador francés Arnaud Desplechin regresa por sexta vez en el festival y en competencia en esta ocasión con Hermano y hermana donde, con la actuación de sus intérpretes preferidos, Marion Cotillard y Melvin Poupaud, presenta la relación entre estos personajes, ella actriz y el escritor, distanciados por varios años y quienes se encuentran de nuevo a raíz de la muerte de sus padres. El problema principal de la película resulta en su guion, coescrito con su colaboradora habitual Julie Peyr, que no ofrece pistas concretas que permitirían entender claramente las razones de este distanciamento a la vez que tampoco deja claros los motivos de las acciones paralelas en que se desenvuelven encuentran personajes segundarios involucrados en la trama de la película. El resultado es desigual e incoherente.
Las deficiencias de la segunda película en el certamen, El joven del cielo, del sueco de origen egipcio Tarik Saleh, residen en que una propuesta que se antojaba originalmente interesante, la crítica tanto hacia los excesos del aparato estatal como del islamismo secular egipcios, enfrentados por el control del movimiento religioso en el país, adopta muy pronto la forma de un thriller casi policíaco donde se encuentra envuelto un joven estudiante religioso. Más una guerra de clanes que una obra que reflejaría con eficacia el agudo problema de Egipto que opone el dictatorial presidente Sisi al movimiento radical de la Cofradía de los hermanos musulmanes.
Muy interesante resultó por el contrario El agua, película presentada en la sección paralela Quincena de Realizadores. La española Elena López Riera navega con habilidad entre el realismo y elementos sobrenaturales que afectan la vida de un pequeño pueblo donde mujeres desaparecen como “poseídas por el agua” cada vez que el pueblo se inunda. Se trata de una primera obra mientras que el realizador británico Mark Jenkin en su segunda película, Los hombres de Emy, compone y maneja con habilidad los elementos sobrenaturales y mágicos que pueblan el mundo de una mujer bióloga retirada en una isla desértica observando el crecimiento de unas flores salvajes. La película se estrenó igualmente en la Quincena de Realizadores.
Dos potentes documentales cerraron este cuarto día del certamen ambos presentados fuera de competencia. Por un lado Mariupol 2, del lituano Mantas Kvedaravicius. El cineasta fue capturado y asesinado por el Ejército ruso en Ucrania a inicios de abril mientras filmaba la película en la ciudad de Mariúpol. La película fue terminada por su colaboradora Hanna Bilobrova quien la presentó en el certamen.
Por otro lado Mi país imaginario, donde el gran y multipremiado maestro chileno del cine documental Patricio Guzmán reseña la explosión social en pos de la democracia de octubre de 2019 cuyas repercusiones se reflejan a la ascensión en la presidencia de Chile hace apenas dos meses del joven Gabriel Boric, discípulo de Salvador Allende, 50 años después del su derrocamiento por el sangriento golpe de estado de Augusto Pinochet.
Alexis Grivas, enviado
Fuente: El Sol de México