En México, más del 70% de las mujeres mayores de 15 años han experimentado al menos un incidente de violencia a lo largo de sus vidas.
Sin registro, con poca visibilidad y en medio de una tremenda revictimización, es como han tenido que caminar las mujeres sobrevivientes de feminicidio en México. Un país que a pesar de ocupar uno de los primeros lugares en violencia de género, se ha olvidado de todas aquellas mujeres que lograron sobrevivir a una agresión feminicidia y que pese al paso de los años tienen huellas de por vida.
Esa es la historia de Carolina, una activista por los derechos de las mujeres que por medio de una colectiva, se ha ido uniendo a otras víctimas de tentativa de feminicidio, con el objetivo visibilizar que ser sobreviviente puede ser la antesala de un asesinato violento por razones de género. Sobre todo en un contexto como el del territorio mexicano donde según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), más del 70% de las mujeres mayores de 15 años han experimentado al menos un incidente de violencia a lo largo de sus vidas.
“Si se busca disminuir el feminicidio en México, se tendrán que oír nuestras voces, se tendrá que escuchar lo que nosotras hemos vivido y las fallas que hay en todos los sistemas”, aseguró Carolina Ramírez en entrevista para El Heraldo Digital.
¿Quién es Carolina Ramírez Suárez y cuál es su historia?
Carolina Ramírez Suárez nació en la Ciudad de México. Sin embargo, ha vivido gran parte de su vida en Cuetzalan, Puebla y Xalapa, Veracruz. Durante 35 años ha sido una defensora por los derechos de las mujeres. En este sentido, se ha encargado de darle acompañamiento a todas aquellas mujeres indígenas que sufren violencia, a quienes debido a su contexto han tenido que migrar y por supuesto, a quienes como ella, han sido sobrevivientes del feminicidio.
En el año 2014, Carolina estaba hospitalizada debido a un evento vascular. No obstante, su agresor la sacó del recinto médico y la llevó a una especie de edificio búnker donde fue torturada y víctima de un intento de feminicidio. Casi por cuestión de suerte, la defensora pudo escapar del lugar, pedir ayuda, llegar a tiempo a recibir atención y lograr seguir con vida.
“Esta persona me saca del hospital, me lleva a una especie de edificio búnker donde yo estoy ahí torturada y donde por suerte, logré escapar”, declaró Carolina durante la entrevista.
Aunque a su agresor lo agarraron en flagrancia, las consecuencias del ataque continúan hasta este momento ya que a casi 10 años de la agresión Carolina está teniendo un gran desgaste en su cadera, que junto con una operación mal realizada le provocaron una infección que le han impedido caminar y tener una buena calidad de vida durante el último año. Aunque ser sobreviviente de feminicidio deja huellas para siempre, la activista continuará con una serie de tratamientos médicos y sobre todo, seguirá practicando el activismo incluso “desde la cama”.
Así nació la colectiva Sobrevivientes de Feminicidio
Luego de que Carolina sobrevivió a la violencia feminicida, en el año 2018 formó junto con un grupo de compañeras, la colectiva “Sobrevivientes de Feminicidio“. Al sentirse invisibilizadas ante la sociedad, el primer paso que dieron fue empezar a localizarse entre sí para tener un acompañamiento y empatía entre ellas mismas.
Y es que de acuerdo con Carolina, a diferencia de los casos de feminicidio a una sobreviviente la ponen en una importancia secundaria al momento de la impartición de justicia. Esta situación ha provocado que se enfrenten a toda una serie de situaciones que invisibilizan su existencia tales como que las tentativas de feminicidio se clasifiquen sólo como violencia familiar o lesiones o que sencillamente su voz se convierta en silencio cuando no les creen sus vivencias.
“Lo que deberían hacer las instituciones y no es así, lo hemos tenido que sobrellevar de alguna manera y poder avanzar con estos casos”, explicó la defensora.
Actualmente “Sobreviventes de Feminicidio” se conforma por 32 mujeres de distintos estados de la República que han tenido que hacer milagros para subsistir ya que no recibían ningún tipo de apoyo hasta que recientemente tomaron un fondo de Semillas que les ha permitido seguir con el acompañamiento hacia mujeres sobrevivientes de la violencia feminicida. Además de realizar actividades de incidencia política, legislativa y jurídica.
El largo camino institucional hacia la justicia
Ser sobreviviente de feminicidio conlleva toda una serie de consecuencias físicas, emocionales, jurídicas y económicas. Por ejemplo, uno de los grandes retos a los que Carolina se ha enfrentado es que debido a que su labor como activista y defensora de Derechos Humanos no le permite tener acceso a prestaciones como servicio social, conseguir recursos para sus tratamientos médicos es toda una travesía que le imposibilita acceder plenamente al derecho humano de la salud.
“Nuestra vida depende de la solidaridad y de las demás personas para poder acceder a la salud, es también un derecho que se nos vulnera”, expresó Carolina.
Sin lugar a dudas, otra de las grandes barreras a las que la colectiva se ha enfrentado está en la impartición de justicia. De acuerdo con Carolina Ramírez, cerca del 99% de los agresores quedan en libertad debido a la falta de investigaciones robustas por parte de las autoridades. En este sentido, en pocos casos se llega una sentencia condenatoria para los responsables y una reparación de daño justa para las víctimas.
En México todavía faltan muchos pasos por dar al momento de proteger y reparar los daños ocasionados a las sobrevivientes de feminicidio. Aunque el camino institucional aún es muy largo, es importante reconocer que la colectividad entre las mismas mujeres ha hecho que las heridas sanen más rápido. Ellas por medio del arte y del compañerismo, han hecho que “aunque estén rotas siguen avanzando”.
“Se necesita que las sobrevivientes cuenten y contemos nuestra historia para que tengamos una justicia pronta y expedita… Hoy no voy a morir, a mí esa frase me ayudó a sobrevivir y no vamos a morir porque tenemos mucho que hacer y muchas mujeres a quienes acompañar”, dijo la activista.
Sandra García
Fuente: El Heraldo de México