Las denuncias por maltrato y abusos son comunes, pero urge desaparecer los centros patitos sin normatividad y sin supervisión de las autoridades
Segunda parte
Los Mochis, Sinaloa. – Son llamados por muchos como infiernos en la tierra. Y es que poco se ha hecho para cambiar esa idea. La historia negra prevalece aún cuando hay esfuerzos que quieren hacerlos más profesionales. Pero ya se trabaja.
Cada sitio empieza a hablar por sí mismo. Muchos están cerrados al escrutinio público. Nadie sabe qué ocurre adentro.
Cuidado con los Centros Patitos
Para Edson Carrillo Villanazul, Director de la Casa de Restauración El Mesón La Rendón hay que tener mucho cuidado al momento de seleccionar en donde meterá la familia a las personas que sufren un problema de drogas.
Hay muchos sitios de Rehabilitación “Patito” que son aquellos que no siguen la normatividad y que incluso intentan evadir la acción de las autoridades, dice.
“Primero que nada checar que cuente con todas sus licencias que tenga todo su tema administrativo de forma correcta, licencia de operación, de uso de suelo, aviso de funcionamiento. Que tenga consejeros, sicólogos, que tenga un doctor en establecimiento. Todo eso puede generar confianza y que tenga un mejor programa para trabajar el tema de la adicción”.
Carrillo Villanazul indica que lo importante es acercarse al gobierno para cumplir los requerimientos y operar con profesionalismo un centro de rehabilitación por drogas.
“La idea está en acercarse para perder el miedo para seguir creciendo y fortaleciendo este tipo de instituciones”.
Es una pena, lamenta, que en la atención de los problemas de adicciones en la mayoría de los centros esté desfasada, y que la propia drogadicción esté atacando cada vez a más temprana edad a la población.
“Somos la esperanza porque no hay otra cosa, porque desgraciadamente siempre ha sido olvidado el tema de la adicción”, ratifica.
Afecta la etiqueta de adictos
Por desgracia es difícil acabar con la etiqueta de adictos que algunas de esas personas que consumen drogas tienen que cargar, lamenta Gisela Cuadras.
La mejor manera de llamar a estas personas es internos o usuarios de la Casa de Restauración, dice la Trabajadora social.
“Se trata de quitarles esa etiqueta que a veces la misma sociedad les inserta, de el adicto. Les damos a entender que son parte de la humanidad y los vemos como tal, como lo que son con un problema de enfermedad”.
Les afecta claro, la etiqueta de adictos, comenta.
“Batallan para volver a tener esa autoestima. Para volvérsela a creer como dicen luego”.
La trabajadora social establece que su labor dentro de esta Casa de Restauración consiste en el desarrollo de terapias y dinámicas de todo tipo para fortalecer el compañerismo, el respeto mutuo, entre otros valores.
Al final este tipo de sitios sí ofrecen una verdadera solución a los problemas de adicción por drogas, confirma.
El equipo es la diferencia
Contar con un excelente equipo de profesionistas es la clave para el buen funcionamiento de un llamado anexo o centro de rehabilitación por drogas afirma Xóchitl Martínez Valenzuela.
La administradora de la Casa de Restauración El Mesón La Rendón dice que la manera de acabar con las historias negras de ese tipo de instituciones es abrirse a la mirada pública.
“Pues creo que dando a conocerse, dando a conocer el trabajo. Las historias de los muchachos, cómo llegaron y cómo salen. Ellos mismos hablan por si del Centro. Tenemos muchachos rehabilitados que no se quieren ir y que los tenemos sirviendo… y eso que habla de que estuvieron muy bien aquí en el centro…”
Seguramente habrá infiernos aquí en la tierra relacionados a este tipo de negocios y que ahora en adelante deberán abrirse a los ojos de todos.
Lo cierto es que siempre, la historia tendrá otras versiones.