La asignación de comisiones en la Cámara de Diputados sigue congelada por las diferencias internas en Morena, dado que el coordinador, Ricardo Monreal Ávila, pretende crear una estructura paralela controlada por el secretario general de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, Pedro Haces, a quien incluso quiere asignar la seguridad del recinto parlamentario, atribución exclusiva de la presidenta de la mesa directiva, Ifigenia Martínez.
Morena se constituyó como grupo parlamentario sin cumplir el requisito de aprobar primero y registrar ante la cámara un reglamento interno, que más tarde elaboró la fracción con un borrador de Monreal.
Una reunión plenaria iba a discutir el proyecto este jueves, pero el jaloneo interno obligó a aplazar el debate y el único acuerdo es que Leonel Godoy presida la Comisión de Puntos Constitucionales.
En la primera plenaria de Morena, Monreal designó a Haces como operador político
de la bancada, figura que no existe en el organigrama, pero que el proyecto de reglamento reserva para el líder sindical.
El plan de Monreal propone que después del coordinador general está la coordinación de operación política
y luego las dos vicecoordinaciones de vinculación parlamentaria y de estrategia legislativa, que están a cargo de Gabriela Jiménez y Alfonso Ramírez Cuéllar.
Con la figura de coordinación de operación política
, el reglamento quitaría atribuciones a los dos vicecoordinadores. Por ejemplo, según el proyecto, Monreal y Haces controlarían el reparto de las presidencias de comisiones de Morena, de las comisiones bicamarales y de los grupos de amistad, así como la designación de secretarios.
El reglamento propone que Haces coordine los enlaces de los estados
, una figura nueva que ahondó las diferencias, porque designaría a los diputados que tendrían relación directa con los gobernadores surgidos de Morena.
Incluso Haces controlaría la política de comunicación e información con la dirigencia de Morena, la relación con otros partidos y hasta la lista de oradores en las sesiones.
Enrique Méndez y Fernando Camacho
Fuente: La Jornada