El año pasado Cancillería atendió a mil 252 niños víctimas de este delito, la cifra más alta desde 2015 cuando se registraron mil 136 casos
Durante el año 2021, la red consular de México en Estados Unidos atendió a mil 252 casos de niños procesados bajo el amparo de la Ley de Protección a Víctimas de Trata (TVPRA), que autoriza a los menores permanecer en la Unión Americana. La cifra es la más alta desde 2015, cuando se registraron mil 136 casos.
Este incremento coincide con el aumento de la migración de menores de edad hacia Estados Unidos.
Son menores que viajan solos hasta la frontera norte y al momento de su detención manifestaron ser víctimas de trata o tener miedo de regresar a México.
De acuerdo con cifras oficiales de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), la mayoría de estos menores son varones (726) de entre tres y 17 años de edad, mientras que el resto (526) se trata de niñas que en su mayoría son llevadas a Estados Unidos para la explotación sexual.
En el caso de los varones, según la Cancillería, además de la explotación sexual, son forzados a realizar trabajos en granjas agrícolas o utilizados para el contrabando y venta de droga.
El número de casos atendidos el año pasado es casi cuatro veces al registrado en 2020, cuando los consulados reportaron un total de 358 asistencias y casi el doble que en 2019 cuando se les brindó apoyo a 672 menores bajo el amparo de TVPRA.
La mayoría de los casos se presentaron en estados fronterizos de la Unión Americana con México, como Texas, California y Arizona, aunque también en demarcaciones del centro del país como Iowa y Kansas, donde por primera vez se requirió la asistencia de las autoridades migratorias mexicanas en 70 casos de menores bajo resguardo de TVPRA.
Desde el año 2008, la Ley sobre Protección de las Víctimas de Trata ordena que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) entrevistara a cada niño, niña o adolescente mexicano sin compañía para tomar la determinación de que no sea una víctima potencial de tráfico o trata de personas y que voluntariamente pueda y quiera regresar a su hogar en su país de origen. A menos de que todas estas preguntas se respondan de una manera afirmativa, el menor no debe ser regresado inmediatamente a México, sino que debe permanecer para ser evaluado y pueda reclamar protección en Estados Unidos.
Sin embargo, según cifras de la Patrulla Fronteriza, cuatro de cada cinco menores mexicanos detenidos en el intento por cruzar a Estados Unidos son devueltos a su país de manera exprés y sólo uno de cada 10 logra llegar ante un juez para solicitar el asilo, lo que no significa que lo obtenga.
Sólo entre enero y marzo pasado, el gobierno del presidente Joe Biden repatrió a siete mil 63 niños mexicanos, una cifra 70 por ciento inferior al número de menores repatriados en el mismo lapso de 2021.
De acuerdo con información de la Unidad de Investigación de Explotación Infantil, dependiente del DHS, 80 por ciento de los menores procesados bajo TVPRA son víctimas de los traficantes de personas conocidos como polleros, quienes los “enganchan” durante el trayecto por México para llegar a Estados Unidos. “Al viajar solos, los menores son presa fácil para los traficantes de personas, conocidos como polleros o coyotes, que bajo falsas promesas de llevarlos hasta Estados Unidos, los secuestran para después venderlos a bandas del crimen organizado que los utiliza para traficar drogas e incluso enganchar a otros menores”, afirma la Unidad en un reporte sobre tráfico de indocumentados.
El documento alerta que “los niños no acompañados o separados de sus padres son particularmente vulnerables a las violaciones y abusos de derechos humanos en todas las etapas del proceso migratorio”. Esto –agrega- es evidente en los casos en que los menores migrantes son sometidos a servidumbre por deudas para pagar los saldos relacionados con su llegada a Estados Unidos.
En tales casos, pueden pasar meses o años trabajando en condiciones de explotación en los países de tránsito y destino dependiendo de las circunstancias donde se encuentren. “Los niños migran por una infinidad de razones, voluntarias e involuntarias. Hay veces que viajan a otros lugares en busca de las oportunidades que no encuentran en su propio país. Otras veces, son forzados a desplazarse bien por causas como la pobreza, la violencia o los desastres naturales o porque se convierten en víctimas de tráfico o explotación en su propio país, entonces buscan mejores oportunidades en otros países, aunque no siempre lo consiguen, pues en el trayecto son víctimas de innumerables peligros”, destaca el informe.
Roxana González
Fuente: EL Sol de México