Critica Maduro declaraciones de su rival en comicios presidenciales

Caracas.“Me pidió clemencia”: el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, arremetió este jueves contra su rival electoral, Edmundo González Urrutia, quien denunció que fue forzado a firmar un documento que le permitiera salir al exilio en España.

“Me da pena ajena, que usted señor González Urrutia, que me pidió clemencia a mí, no tenga palabra”, fustigó Maduro en un acto oficial. “No tenga palabra con lo que se empeñó y alegue su propia torpeza y su propia cobardía para tratar de salvar yo no sé qué”.

El chavismo divulgó una carta en que González Urrutia se compromete a “acatar” el fallo de la corte suprema que certificó la cuestionada reelección del gobernante izquierdista para un tercer mandato consecutivo en los comicios del 28 de julio. No obstante, el opositor asegura que lo hizo bajo “coacción” para poder abandonar el país, desatando un torbellino político que sacudió también a España.

La reelección de Maduro, proclamada por el Consejo Nacional Electoral (CNE), acusado de servirle, no ha sido reconocida por Estados Unidos, la Unión Europea y buena parte de los países de América Latina, en medio de denuncias de fraude de la oposición liderada por María Corina Machado.

El Parlamento Europeo incluso lo reconoció este jueves como “presidente legítimo” de Venezuela, lo que el legislativo venezolano tachó de “nefasta agresión”. La Unión Europea, no obstante, se abstiene de designar a González como “presidente electo”.

“Siento pena ajena por el pataruco”, siguió Maduro resucitando el apodo que le impuso en la campaña, referido a un gallo que no sirve para pelea. “Al final resultó pataruco (…). González Urrutia, nadie puede alegar su propia cobardía y su propia traición a sus seguidores en defensa propia”.

“Capitulación”

El opositor pasó un mes en la clandestinidad antes de pedir asilo en España, tras una orden de captura en su contra.

Llegó a Madrid el domingo 8 de septiembre después de suscribir la carta de su supuesta autoría dirigida al presidente del Parlamento, el dirigente Jorge Rodríguez.

“Siempre he estado y seguiré dispuesto a reconocer y acatar las decisiones adoptadas por los órganos de justicia en el marco de la Constitución, incluyendo la precitada sentencia de la Sala Electoral (del Tribunal Supremo de Justicia), que aunque no la comparto, la acato por tratarse de una resolución del máximo tribunal de la República”, según el texto, que contenía un compromiso “de confidencialidad” de las partes.

Rodríguez explicó que la divulgó ante la actividad política del diplomático en el extranjero, cuando en el documento se comprometía a bajar el perfil.

“O (la) firmaba o me atenía a las consecuencias”, argumentó, en cambio, González Urrutia. Este jueves publicó un comunicado en el que precisó que no fue coaccionado “ni por el gobierno de España ni por el embajador español en Venezuela, Ramón Santos”.

“Las gestiones diplomáticas realizadas tuvieron como único propósito facilitar mi salida del país sin ejercer ningún tipo de presión sobre mí”, siguió.

Ese texto llega después que el opositor Partido Popular español pidió “explicaciones” al gobierno sobre las gestiones en la embajada en Caracas, donde estaba refugiado el opositor y se produjo la firma del polémico documento. Pidió la renuncia del ministro de Exteriores y el reemplazo del embajador en la capital venezolana.

“España está comprometida con la democracia y derechos humanos”, respondió el ministro José Manuel Albares.

En tanto, Jorge Rodríguez ofreció una nueva rueda de prensa para dar más detalles de la negociación con González Urrutia, quien, según el parlamentario, “fue quien se acercó al gobierno a través de un interlocutor que medió en las conversaciones tanto telefónicas como personales que se dieron”.

“Lo que tenía el señor González Urrutia por salir de Venezuela era desesperación”, aseguró. “Esto no es otra cosa que una capitulación”, zanjó Rodríguez al referirse a la carta donde se refleja la firma del candidato y tras divulgar audios del encuentro en la residencia del embajador español.

Afp

Fuente: La Jornada