Al igual que en la salud, el principal desafío en la educación es ofrecer un servicio de calidad para todos, pero en particular para los que menos tienen, afirmó el director general del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), Gabriel Cámara Cervera.
Señaló que “necesitamos una práctica académica que dé resultados, que aporte las herramientas para aprender a fondo, no superficialmente, porque, hasta ahora, la misión de cumplir con el derecho a la enseñanza (en las comunidades más remotas) se ha subsanado con instalar una escuelita, pero eso no basta”.
Creado como organismo descentralizado por decreto presidencial en septiembre de 1971 ,cuyo fin es garantizar el acceso a la formación básica de niños de comunidades de alta y muy alta marginación que no contaban con servicios regulares de la Secretaría de Educación Pública, en el Conafe se impulsa la transformación del quehacer docente desde la comunidad.
Galardonado el pasado 14 de marzo en la Cumbre Mundial sobre Sociedades de la Información, que convoca la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) de la Organización de Naciones Unidas, por el proyecto Conectividad móvil para educadores en áreas pobres y remotas, el consejo logró que 56 mil figuras magisteriales accedieran a Internet de calidad, equipos de computación Chromebook y licencias educativas, las cuales permiten fortalecer la capacitación, materiales educativos para los alumnos y enlazar a habitantes de sus comunidades a la red de redes.
En entrevista con La Jornada, afirma: “más que un premio al Conafe, es un reconocimiento al esfuerzo de este gobierno por garantizar una conectividad para todos, incluso en asentamientos remotos y que sufren pobreza. Si bien es una herramienta que nos permite acceder a más conocimiento, también nos acerca, nos da acceso a un diálogo que no teníamos”.
Cambio estructural
Alertó que el rezago educativo en el que se ubican 28 millones de mexicanos mayores de 15 años de edad que no han logrado concluir primaria o secundaria, no podrá superarse si se mantiene la visión que requiere de 12 o 15 años de clases para concluir la educación básica.
“¿Quién puede tener lo que llaman ‘el ocio escolar’, las horas libres para estar en la escuela y no trabajando en casa o en el campo?, en tanto sigamos con esta exigencia, muchos, estructuralmente, quedarán al margen de gozar del derecho a la educación”, explicó.
Relación tutora, contagio
En el Conafe, señaló, “lo que estamos haciendo es demostrar que, practicando intensivamente en el aprendizaje entre iguales y sin discriminación logras las competencias, los atributos, que ligan irremediablemente lo afectivo con lo intelectual, con lo ético”.
Con el método de la relación tutora “aprendes a aprender, pero sin dejar tu comunidad, porque lo que hicimos durante muchos años, y eso incluye al consejo, fue despojar de la oportunidad de recibir clases a los muchachos más inquietos, que se van y no vuelven o lo hacen de forma esporádica. Estamos buscando acabar con esto, y que sean de la propia localidad ,los educadores comunitarios, quienes asuman de manera natural la misión de persuadir al educando”.
Cámara Cervera indicó que con la conectividad digital ahora se fortalece una práctica académica. “Cuando ofreces lo que realmente sabes, aunque sea poco, pero verdadero, y das la oportunidad de que ese otro pueda escoger lo que le interesa aprender, hay una práctica que transforma a maestros y estudiantes, a la comunidad, es algo que se contagia.”
Destacó que, con la colaboración de la subsecretaria de Educación Básica, Martha Velda Hernández, la experiencia de la relación tutora está llegando a las escuelas regulares, primero en los Consejo Técnicos Escolares, en las actividades de capacitación, y recientemente en escuelas multigrado y a las telesecundarias.
Llevamos varios años con la tutoría, afirmó, “y hemos constatado qué funciona y qué no. Y lo que funciona es respetar a la otra persona, tratar de entenderla desde dónde tú lo haces”.
Cámara Cervera, filósofo e investigador educativo fundador de las Redes de Tutoría en México, pedagogía basada en el diálogo y la colaboración, expuso que uno de los desafíos de la propuesta educativa del Conafe es el desarraigo.
Entre 20 y 30 por ciento de los instructores comunitarios del consejo desertan a mitad del ciclo escolar, explicó: “Lo hacen principalmente porque es difícil la vida en las comunidades, pero no podemos dar un servicio educativo si dependemos de lo efímero de la presencia de una persona. Sabemos que lo más duro es el desarraigo, y ¿por qué obligar a los jóvenes que quieren seguir estudiando a dejar su comunidad?”
Señaló que, pese a las condiciones de inseguridad que se enfrentan en diversas regiones del país, la deserción de los instructores comunitarios, “no es por la inseguridad, si bien es un tema más delicado para las mujeres, hemos tenido pocos casos, como en Zacatecas, que a un joven instructor le quitaron su moto, otros en Guanajuato o Michoacán, pero la deserción la atribuyo más a las dificultades que enfrentan y a la poca atención que les damos”.
Por eso, afirmó, “queremos impulsar desde un principio lo comunitario. Que no sea sólo desde la localidad el acompañamiento, sino en el trayecto. Planteamos que la capacitación de los instructores sea colegiada, que el personal de cinco o seis comunidades se estén reuniendo periódicamente.
“Para eso queremos la conectividad y los recursos, no sólo hacer colegio para el apapacho, sino para trabajar, porque la educación se debe tomar muy en serio.”
Laura Poy Solano
Fuente: La Jornada