Alvaro Aragón Ayala
Quirino Ordaz Coppel pactó en el Tercer Piso la aprobación de la cuenta del Ejecutivo Estatal 2019 y la permanencia de la titular de la Auditoría Superior del Estado, Emma Guadalupe Félix Rivera, metiendo en aprietos a los diputados de Morena sobre quienes se ejerce una estricta vigilancia y presión para que no se salgan de la “línea oficial”.
Los legisladores morenistas no proceden contra Emma Guadalupe Félix, cuya función en la ASE los colocó en el brete violatorio a la máxima de “no mentir, no robar y no traicionar”, sonsonete que pregonaron durante la pasada campaña electoral. Saben los diputados que sobre ellos se despliega un control hilteriano que los atemoriza.
Los diputados de Morena quedaron en ridículo al aprobar la cuenta pública de Quirino Ordaz del 2019 que estaba plagada de irregularidades y del uso de recursos cuya aplicación no fue comprobada. El “aval legislativo” que favoreció al ex mandatario estatal contrastó con la sorpresa del gobernador Rubén Rocha Moya, quien encontró las arcas vacías, sin dinero para cubrir el aguinaldo y las últimas quincenas de diciembre.
Emma Guadalupe Félix Rivera presume su estatus de intocable porque posee un rosario de irregularidades administrativas del paso de Enrique Inzunza Cázarez en el Tribunal Superior de Justicia derivadas de “auditorías alternas” solo para consumo doméstico. Los comprometedores documentos obran en poder de “periodistas claves” y de importantes figuras políticas del estado.
El contenido de esos documentos revelados en el pasado a cuentagotas por algunos periodistas de Sinaloa “reventaría” el proyecto de concentración del poder del secretario general de Gobierno y de su clan de privilegiados, a quienes usa de “orejas” y de difusores de perversidades en Palacio de Gobierno.
Los diputados de Morena del Congreso Local son espiados y apapachados para que no se salgan del guion de los compromisos contraídos en el Tercer Piso, acuerdos que los exhibe como una facción pegada a los intereses del ex gobernador Quirino Ordaz. La lectura es que el combate a la corrupción de los legisladores de la Cuarta Transformación se ajusta simplemente a un sketch discursivo que raya en lo caricaturesco.
Los diputados de Morena protegerán por consigna y por temor a perder los abrazos del Tercer Piso a la titular de la Auditoría Superior del Estado, aunque con esa acción ya no tendrán calidad ni estatura para sermonear sobre el combate a la corrupción. El resguardo político de Emma Guadalupe Félix Rivera los colocará en la historia como mentirosos y cómplices de latrocinios.
Desde el Tercer Piso se construyen distractores y falsas versiones para “cuidar” a la auditora. El silencio de Emma Guadalupe Félix es prioritario para no alterar la posición del todopoderoso secretario general de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, acostumbrado a mandar con el mazo en la mano.
Las peroratas de los diputados Antonio Zazueta Zazueta, César Ismael Guerrero Alarcón, Nela Rosiely Sánchez Sánchez, Rita Fierro Reyes y Cecilia Covarrubias González, contra la titular de la ASE son “palabras muertas”, pues no ejercen ninguna acción real, concreta, contra la ASE. El ejercicio legislativo de Morena es gatopardo. El plan es no ir más allá del discurso.
El pacto de impunidad de Quirino Ordaz Coppel y la permanencia de Emma Guadalupe Félix Rivera en la ASE y el dominio total de los diputados de Morena demuestra la poca sensibilidad del operador político del gobernador Rubén Rocha ya que reduce el ejercicio de la política al entramado de “acuerdos obscuros” que truncan el proyecto de la Cuarta Transformación y obstaculizan el combate de la corrupción.
Los diputados de Morena se juegan su futuro político. Sin resultados palpables contra la corrupción sus proyectos políticos quedarán encapsulados en la demagogia.