Ante el reciente desprendimiento del iceberg del tamaño de Londres, segundo bloque de hielo más importante registrado a la fecha, no es un motivo de preocupación, aseguró José Saturnino Díaz, puesto que el sitio donde esta fracción de hielo se apartó es un lugar remoto y alejado donde no se tiene mucha actividad naviera, además de que su tamaño en términos terrestres es pequeño y no representa peligro para el aumento del nivel del mar.
El investigador de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), aclaró que su tamaño es inmenso cuando se compara con dimensiones similares a las dos veces New York o en este caso Londres, sin embargo, si este hubiera sido de las dimensiones de México, entonces sí sería un motivo de preocupación, puesto que, si fuera el caso, al convertirse en líquido, se estaría hablando de muchos millones de kilómetros que impactaría en términos de volumen.
“Lo que va a suceder es que esta masa de hielo con el tiempo se va a licuar y se va a integrar en forma líquida al océano, pero su tamaño se podría considerar que este es inmenso cuando se le compara con dimensiones similares”, expresó.
Sobre la pregunta del volumen del agua del mar, explicó que lo que hace es un cambio de su estado sólido al líquido, lo que no representa daños ni consecuencia para el océano, “si acaso una ligerísima disminución de salinidad en superficie”, ni mucho menos repercutir en la flora o fauna marina.
Recordó que los icebergs son masas de hielo que flotan en el mar, que en ocasiones y en la gran mayoría de los casos, se deprenden tanto del Ártico como del Antártico, encontrándose en ocasiones en bases sólidas en las masas continentales, pero que a veces estas masas están flotando y al estar el océano en constante agitación llega a provocar grietas en su estructura, por más grueso que este sea, desprendiéndose con el paso del tiempo.