Hallier Morales Dueñas, egresado normalista rural, investigador y maestro de la Normal Rural de San Marcos, Zacatecas, acusa que el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz instituyó una política que veía un adversario en el normalismo rural
“Con Díaz Ordaz empieza literalmente una cacería. Empieza una política que se llega a instituir y que la vemos a lo largo de los siguientes años y décadas, fuertemente, porque ven a un adversario en las normales rurales”, acusa Hallier Morales Dueñas, egresado normalista rural, investigador y maestro de la Normal Rural de San Marcos, Zacatecas.
El especialista añade que las escuelas normales rurales cargan un estigma porque no han renunciado a su papel fundacional, que es ser escuelas formadoras de maestras y maestros comprometidos con las comunidades y líderes de estas, capaces de denunciar a los poderes fácticos establecidos: caciques, sacerdotes, terratenientes y actualmente a autoridades corrompidas.
“Yo me atrevería a decir que estas escuelas nacen con una orientación estrictamente de izquierda y mantienen esta, sobre todo, a partir de su sector educativo concentrado en la formación estudiantil”, señala el profesor normalista.
Diego Juárez Bolaños, investigador de El Colegio de Michoacán y de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, añade que durante la presidencia de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) fueron cerradas muchas normales rurales, aunque no especificó cuántas, tras el movimiento estudiantil de 1968 que tuvo su punto álgido con la masacre de Tlatelolco de 1968.
Ambos especialistas coinciden en que el estigma que cargan las escuelas normales rurales viene de la carga política que hay en la formación de sus estudiantes.
“Tienen una vertiente de formación política muy importante, es decir, el conocimiento de temas políticos es algo fundamental”, señala Juárez Bolaños.
Diez años después de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa no hay una sola sentencia para los más de 100 presuntos responsables. Foto: Aracely Martínez / Ovaciones
Los hechos ocurridos entre la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, son un caso que sigue sin resolverse. Foto: Aracely Martínez / Ovaciones
En esta década, dos presidentes, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, ordenaron investigaciones para dar con la verdad. Foto: Aracely Martínez / Ovaciones
Además de la formación de los alumnos, existe una organización en estas escuelas llamada Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), por la cual Díaz Ordaz acusa que hay una incompatibilidad entre el activismo estudiantil en las normales y su función social, por lo que es puesta en la mira de la Dirección Federal de Seguridad, y el expresidente busca desaparecerlas.
“Empiezan a alimentar una leyenda negra de que todos los estudiantes en normales rurales son potencialmente futuros guerrilleros o futuros disidentes a la política(…) Sobre todo con los liderazgos que son ejemplares de las normales rurales, como Lucio Cabañas, Genaro Vázquez Rojas y sus activismos guerrilleros en el país. Empiezan a ver que estas escuelas y todos los que en ellas participan son el enemigo”, señala Hallier Morales.
Arcelia Maya
Fuente: El Sol de México