Richard Lizárraga Peiro
El diputado del Partido del Trabajo, Apolinar García Carrera, envió una señal de su “capacidad” para despreciar y minimizar el trabajo de sus compañeros de la 63 Legislatura al gobernador electo Rubén Rocha Moya para que cuando menos con él, que en una ocasión perteneció a Morena, se haga una excepción y lo privilegie con una chamba “intermedia” en el próximo gabinete estatal.
El periodo de la 63 legislatura, a la cual pertenece, termina en septiembre y al él, legislador petista, le urge conseguir un “trabajito” porque, al estilo de los políticos del PRI, “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. Sus amigos del actual gobierno priista ya no tienen nada que ofrecerle porque ellos también se van en noviembre próximo.
El 26 de abril, el diputado Apolinar García Carrera tomó la decisión de dejar el Grupo Parlamentario de Morena para sumarse a la bancada del Partido del Trabajo en el Congreso del Estado.
Desde septiembre el 2019, “orientado” desde el Tercer Piso – entiéndase Quirino Ordaz Coppel-el diputado había anunciado su renuncia a la militancia de Morena argumentando incompatibilidad de “ideales”, entre ellos la discrepancia sobre el matrimonio igualitario, iniciativa a la cual se opuso.
Pese a que había dejado la militancia con Morena, García Carrera oficialmente formaba parte del Grupo Parlamentario, pero fue hasta el 26 de abril del 2021 cuando entregó a la Mesa Directiva del Congreso del Estado la solicitud de mudarse de grupo parlamentario para formar parte del PT, creyendo que en las elecciones del 6 de junio Rubén Rocha Moya, candidato de Morena-PAS, sería derrotado por el PRI-PAN-PRD, alianza a la que blasonaba que le “arrimaba votos” de manera individual.
Con la integración de García Carrera a la bancada del PT, el Grupo Parlamentario lo integraron un total de cinco legisladores, que se plegaban a las indicaciones de Quirino Ordaz Coppel para integrar un “bloque legislativo” con el PRI para atorar o “tronar” las iniciativas de los diputados de Morena y de otros partidos nos afines al PRI.
En sus primeros dos años Apolinar García fue un diputado opaco, según cuentan diputados de Morena, pero en el último año del ejercicio legislativo comenzó a recibir “asesoría” de un despacho priista especializado en plagio o robo de iniciativas. Así, con el hurto de proyectos de ley o de modificaciones a la ley, a las que solo le cambiaba una o dos palabras o párrafos, y con propuestas diseñadas y arrebatadas a otros diputados, comenzó a “presentar trabajo” generando, por su cinismo, el rechazo generalizado de los legisladores.
Fue así que se ganó el mote del “diputado plagiador”, asiduo visitante del Tercer Piso del gobierno estatal.
Con las cartas credenciales traidor, plagiador (ladrón de iniciativas de ley) y mentiroso, ahora peregrina en los medios de comunicación, en los que algunos reporteros con tal de llenar espacios, toman nota de sus disparates, como fue el hecho de descalificar el trabajo de la 63 Legislatura, mandando la señal de que él, el mitómano, fue el diputado más trabajador y productivo de la 63 legislativa, lo cual es totalmente falso.
Es obvio que no tiene la calidad moral ni la estatura legislativa para criticar el trabajo del resto de sus compañeros diputados, pero la jugada estriba en que él, que pasará a la historia del Congreso Local como el “diputado plagiador”, busca a toda costa hacerse notar para ver si el gobernador electo Rubén Rocha lo toma en cuenta y le otorga una chamba “menor” en su gabinete porque en unos días más se quedará sin trabajo.