Disyuntiva: Rocha Moya y la presión de la ultraderecha

ÁLVARO ARAGÓN AYALA

La integración del gabinete estatal es una disyuntiva trascendental a la que se enfrenta Rubén Rocha Moya, máxime si quienes perdieron la elección del 6 de junio pretenden influir mediáticamente en la designación de funcionarios a fin de que el gobernador electo se incline por quienes poseen perfiles priistas o panistas, pretendiendo a su vez demonizar a personajes a los que jamás han podido debilitar.  

Precisamente, ultraderechistas, neoliberales y conservadores de Sinaloa presentan dilemas y realizan conjeturas fantasiosas en torno a lo difícil que es para Rocha Moya la conformación de su equipo, aprovechando la coyuntura para intentar marcarle “línea” de quien sí o quien no, por su bien o mal, dicen, debería de ser integrado al futuro gabinete.  

Lo ideal para quienes sincronizados en una conspiración electoral-informativa trataron por todos los medios a su alcance impedir la victoria del abanderado de la alianza Morena-PAS, sería que Rocha escogiera como colaboradores a miembros de la elite económica, esa que controla el PRI y el PAN o a afiliados a los grupos empresariales que cada sexenio recomiendan a sus empleados para que ocupen cargos administrativos en el gobierno estatal. 

En el navegar contra esa “presión externa” de quienes desde la derrota pretenden regir los destinos de Sinaloa, Rubén Rocha Moya mantiene como su secretario particular a Alejandro Higuera Osuna, acción que levanta pucheros entre panistas y priistas; nombró a Enrique Inzunza Cázares secretario general de Gobierno sacudiendo los cimientos y la estructura de Palacio de Gobierno y advirtió que instalará a Graciela Domínguez Nava como titular de la Secretaría de Transparencia y Rendición de Cuentas, generando la locura de la legión de roedores del Tercer Piso del gobierno estatal. 

Todas las designaciones de Rocha que no se ajustan a los intereses neoliberales o conservadores, desata la paranoia entre los derrotados del 6 de junio que creen que pueden influir en la designación del gabinete estatal al puro y rancio estilo priista o panista; planean seguir ordeñando el erario estatal y sobrevivir con dinero público para regresar con fiereza en el 2024, en busca de diputaciones locales y federales, alcaldías y las Senadurías de la República para el PRI y para el PAN. 

A la ultraderecha le urge atrincherar a los suyos en las entrañas de la Cuarta Transformación/Morena/Rubén Rocha. El PAN y/o la ultraderecha nacional ya mandó la lectura de su alianza con la ultraderecha fascista de España, el Partido Vox, adelantado la jugada que estaba preparando el PAN para la candidatura presidencial del 2024: un empresario. El eje orgánico de la alianza opositora rumbo al 2024 es la Coparmex.  

En este escenario, Rubén Rocha, apegado a la Ley de Hilados y Tejidos, soltó un nombre: Héctor Melesio Cuén Ojeda, a quien se le perfila ya sea como secretario de Salud, Economía o titular de la SEPyC, poniendo los “pelos de gallina” a quienes han gozado de privilegios en estas dependencias o las han saqueado. La percepción es que Cuén no dejará que nadie robe en la posición o responsabilidad que le pudieran conferir. Esa apreciación incomoda a los “ordeñadores” tradicionales del presupuesto público. 

El asunto es que Cuén Ojeda no es un político cualquiera, es un personaje que sabe trabajar en equipo, no proclive a que lo sobornen y a sacar adelante cualquier proyecto. Es un político-empresario hecho y derecho que no gusta de las traiciones y que obviamente tiene sus ambiciones personales como las poseen los otros personajes que irán a integrarse al gabinete rochista.  

Que Cuén Ojeda buscará ser, primero Senador y después candidato a gobernador de Sinaloa, es uno de los peros que esgrime la ultraderecha para intentar que Rocha Moya lo “borre” de la lista de los gabineteables, argumento baladí, porque todos los que van a integrar el equipo o cuerpo de trabajo de Rocha querrán en el 2024 convertirse en candidatos a Senadores, diputados o alcaldes, con base en las labores que desempeñen como funcionarios públicos. Sobrarán también los alcaldes que quieran encaramarse en nuevos proyectos políticos.  

Para el gobernador electo, el nombrar funcionario estatal a Cuén Ojeda sería garantía de disciplina institucional y trabajo, mucho trabajo, para sacar adelante los postulados de la Cuarta Transformación en el puesto que lo coloquen, en el cual no habría oportunidad de dar paso a la flojera ni al rapiñaje porque la vigilancia que ejercería sobre su personal seria rígida, apegada a derecho, basada en los resultados y la certificación de cada departamento. La gente sabe que Cuén es garantía de estabilización gubernamental en el área que lo manden.  

El ejercicio de la presión mediática contra Rocha Moya cumple a pie juntillas con la estrategia de los panistas y priistas en el escenario de la alianza neoliberal contra la Cuarta Transformación, que justifica, rumbo al 2024, la no disolución y el fortalecimiento de la Coalición Va Por México bajo el manto ideológico del PAN, la Coparmex y los empresarios sinaloenses del grupo de Claudio X. González. En esa lógica política, el PRI, el PRD y los comunicadores articulados a este grupo intentan “avalar” quien, por convenir así a sus intereses, debería ser integrado al futuro gabinete de Rocha Moya, reafirmando la existencia en Sinaloa de esta alianza opositora ultraderechizada.