Don Alejo: el hombre que desafió a Los Zetas y prefirió morir antes que entregarles su preciado rancho

La historia del empresario trascendió por la forma como fue víctima del crimen organizado y murió defendiendo el patrimonio de su familia.

Conocido como Don Alejo Garza Tamez, el empresario dueño de un rancho en Tamaulipas, fue ultimado en noviembre de 2010 al desafiar al grupo criminal de Los Zetas, quienes fueran el brazo armado del Cártel del Golfo cuyos integrantes se formaron como soldados de élite al mando de Heriberto Lazcano Lazcano “El Lazca” y Arturo Guzmán Decena.

Los Zetas se iniciaron tras haber sido reunidos por el nuevo líder del Cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén -tras la captura de Juan García Abrego- quien los contrató para que fueran su escolta especial, en ese entonces, los nacientes Zetas desconocían a qué se dedicaba realmente “el patrón” Cárdenas Guillén, aunque sospechaban de ello.

Sin embargo, tras la captura de Osiel Cárdenas, Los Zetas se deslindaron del Cártel del Golfo y extendieron su dominio, primero en su base de operaciones instalada en el estado de Tamaulipas, y posteriormente en el interior del país, al grado de considerarse rivales directos del Cártel de Sinaloa del “Chapo” Guzmán en cuanto a trasiego de drogas ilícitas en el extranjero, gracias a la incorporación de pequeñas células criminales a su organización.

Don Alejo fue avisado que se tenía que ir de su rancho

Alejo Garza Tamez nació en la ciudad de Allende del estado de Nuevo León en 1933. Su infancia la pasó en la zona boscosa del estado junto a su padre quien tenía un aserradero. Ahí, el joven Alejo Garza aprendió todo sobre maderas, además de pescar y cazar, por lo que desarrolló una habilidad especial al usar las armas de fuego.

Alejo Garza tuvo entonces una colección de armas desde temprana edad. A mediados de la década de 1970, Alejo comenzó a cimentar su patrimonio empresarial y adquirió el rancho “San José” ubicado en el municipio de Padilla a una hora de Ciudad Victoria en Tamaulipas.

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Don Alejo Garza murió a los 77 años. Foto: Especial

El 13 de noviembre de 2010, integrantes de Los Zetas advirtieron a Garza Tamez para que en menos de 24 horas entregará el rancho San José al grupo criminal, de lo contrario lo tomarían por la fuerza, según se reveló por fuentes sin especificar una semana después del asesinato del empresario nuevoleonés.

Tras negarse, Los Zetas regresarían por la noche de aquel 13 de noviembre y durante la madrugada del domingo 14, Don Alejo Garza de 77 años de edad, se preparó para combatir solo a los sicarios de Los Zetas, considerados como la organización delincuencial más sanguinaria en el país hasta ese momento, ya que fueron lo primeros incluso en degollar a sus rivales y arrojar las cabezas como narcomensajes.

Tras la visita de advertencia de los narcos de Los Zetas, Don Alejo dio salida a sus empleados a quienes les pidió que se presentaran a laborar el domingo como si nada hubiese pasado. Ya por la madrugada, los rechinidos de las llantas de varias camionetas se escucharon afuera del rancho San José, los narcos habían llegado para tomar la propiedad.

Comenzó balacera entre Don Alejo y Los Zetas

Antes de regalar su patrimonio a los criminales, Don Alejo Garza respondió la refriega de balas que Los Zetas tiraron primero al aire para gritar al propietario que se apoderarían de la casa. El empresario entonces comenzó a disparar y los narcos respondieron.

A pesar de que Don Alejo Garza estaba en desventaja numérica, logró matar a cuatro de los sicarios y dejar heridos a dos más. Los Zetas tuvieron que aventar granadas al interior del rancho para contrarrestar los ataques del empresario hasta que la refriega culminó antes de que llegaran los soldados del Ejército Mexicano.

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El rancho San José quedó destruido por Los Zetas. Foto: Especial

Según el reporte de la milicia, al llegar al lugar encontraron el rancho destruido por los impactos de balas, ahí encontraron los cuerpos de los cuatro narcos abatidos por Don Alejo, así como a los dos heridos, pero también hallaron dentro de la propiedad a Don Alejo quien había recibido solo un par de balazos, uno de ellos en el pecho y otro en la cabeza.

En las ventanas y entradas del rancho, Don Alejo colocó armas de cacería para enfrentar a los delincuentes que finalmente pudieron entrar a la propiedad tras lanzar las granadas de fragmentación, cuyas esquirlas fueron las que causaron la muerte del empresario.

Su muerte quedó como una leyenda al defender su patrimonio, y es recordado como un hombre único, cariñoso, bueno y buen hijo, buen esposo, padre y abuelo, aseguró su viuda, Leticia Torrijos.

Fuente: El Heraldo de México