La Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD), alertó por el aumento en esta temporada de fiestas patrias de quemaduras debido al uso de artículos de pólvora.
El uso indebido de esos objetos “provocan quemaduras de primer y segundo grados por fuego directo, además de la amputación por explosión”, refirió la doctora Susana Canalizo, vicepresidenta de la FMD.
“Los accidentes relacionados con cohetes y pólvora (cuando se emplea específicamente en la producción de fuegos artificiales) ocupan el 17 por ciento de la incidencia de quemaduras por fuego directo y 11 por ciento de las quemaduras en general. Lamentablemente los niños son los más afectados, particularmente en edades entre los 10 y 14 años, puesto que el 60 por ciento de los casos se produce durante esta etapa”.
La experta recalcó que aplicar los cuidados adecuados en la piel previene daños mayores. “Ante una quemadura por fuego directo se debe alejar a la persona afectada del objeto que causó la quemadura, sofocar el fuego con ayuda de una manta o revolcándose en el suelo -si la quemadura es muy amplia- y enjuagar la zona quemada con agua a temperatura ambiente para evitar que la quemadura sea más profunda, así eliminaremos sustancias nocivas y podremos disminuir dolor e inflamación”, recomendó.
Respecto de las quemaduras de primer grado –en las que solo se observa enrojecimiento y ardor– señaló que es necesario aplicar crema humectante de forma inmediata, después del lavado con agua y acudir de inmediato con un dermatólogo, además de evitar automedicación.
En cambio, en el caso de las quemaduras de segundo y tercer grados, la vicepresidenta de la FMD recalcó que deben ser valoradas de forma inmediata en un servicio de urgencias porque requieren un manejo multidisciplinario dependiendo de la extensión.
“Además si la quemadura es extensa, se sugiere cubrir la zona con lienzos limpios y húmedos durante el traslado al hospital”.
La recomendación de los especialistas es que ante cualquier accidente con fuego, se acuda con el médico dermatólogo, quien definirá el tratamiento más adecuado para cada caso. Así como evitar el uso de remedios caseros que puedan complicar la atención oportuna de las lesiones.
Carolina Gómez Mena
Fuente: La Jornada