Alvaro Aragón Ayala
El alcalde Guillermo -El Químico- Benítez Torres intenta escapar de un posible desafuero y del “brazo de la justicia” apoyado por diputados de Morena, por el ex gobernador Quirino Ordaz Coppel, embajador de México en España, y por los grupos económicos elitistas que se han beneficiado con las inversiones del presupuesto público en Mazatlán.
El presidente municipal quien, de acuerdo a los señalamientos de organismos de la sociedad civil, activistas de Morena y regidores de diferentes partidos, es el más corrupto en la historia de Mazatlán tiene a su favor el descrédito y la complicidad de Emma Guadalupe Félix Rivera, titular de la Auditoría Superior del Estado, pieza clave de Quirino Ordaz Coppel.
Por la protección de actos de corrupción, la ASE es un organismo no confiable para la sociedad y para los actores políticos; no goza de credibilidad. Perdió la dote de buena fe. Es un lastre para el gobierno de Rubén Rocha Moya. El ejercicio de auditorías “guiadas” o por consigna ya sea para “limpiar” expedientes o para procesar demandas penales o juicios políticos tiene el sello de la venganza política.
LEER MAS SOBRE ESTE TEMA: un lastre la auditora Emma Guadalupe Félix para el gobierno de Rubén Rocha
La titular de la Auditoría Superior del Estado, Emma Guadalupe Félix Rivera, protegió durante los tres años de su primera administración al alcalde Guillermo -El Químico- Benítez por instrucciones del entonces gobernador Quirino Ordaz Coppel. Las denuncias en torno a la corrupción en el ayuntamiento mazatleco fueron solapadas por Félix Rivera.
El gobierno de Quirino Ordaz, del PRI, cogobernó Mazatlán, con “El Químico” Benítez, de Morena. Cientos de millones de pesos fueron invertidos en la cabecera municipal para aumentar la plusvalía de terrenos baldíos, aumentar el valor de bienes inmuebles y fortalecer la infraestructura urbana en las zonas donde están instalados los hoteles del ex gobernador, sus familiares y un selecto de grupo de empresarios dedicados a la industria sin chimeneas y a la actividad gastronómica.
Mientras el presupuesto federal, estatal y municipal se invertía privilegiando a la “clase dorada” del puerto, Guillermo -El Químico- Benítez viajaba y viajaba con nuevas “compañías”, argumentando que salía a “promocionar” el turismo dándole rienda suelta a la borrachera y al saqueo del erario municipal, usando los dineros públicos como si se trataran de recursos de una empresa particular suya.
En su segunda incursión como alcalde, ya sin Quirino Ordaz como gobernador, pero con sí con Emma Guadalupe Félix Rivera en la ASE, la sociedad indignada y agraviada levantó la voz contra “El Químico” Benítez pidiendo que le investiguen las cuentas públicas y el contrato para la adquisición de lámparas LED por más de 400 millones de pesos, el cual no pasó por un proceso de licitación.
Grupos de la sociedad civil, ciudadanos libres, activistas de Morena, regidores del PAS y de otros partidos, colocaron ya en manos de la Auditora Superior del Estado evidencias, pruebas contundentes de los actos de corrupción en los que ha incurrido el alcalde mazatleco con la esperanza de que ahora sí, porque “no son los tiempos de antes”, se actúe contra el alcalde considerado altamente corrupto y voraz.
Guillermo -El Químico- Benítez tiene la esperanza de que los diputados de Morena y Quirino Ordaz Coppel lo proteja a control remoto o bien de que Morena-Sinaloa a través de su amiga Merary Villegas interceda a su favor con el gobernador Rubén Rocha.
Dado el desprestigio de la ASE, el alcalde de Mazatlán posee un argumento, en caso de que las investigaciones contables no le favorezcan: esgrimir que es víctima de una venganza política porque -diría- que lo ven con espolones para ocupar la candidatura al Senado de la República y que lo quieren sacar del juego político. Sin embargo, lo único cierto es que es una rata política de siete suelas, lenguaraz, traidor, que no merece estar al frente del ayuntamiento de Mazatlán.
¿Y los empresarios hoteleros y restauranteros beneficiados con las inversiones en infraestructura urbana, aquellos que ganan con la celebración de eventos pagados con el dinero del pueblo y que inflan sus cuentas bancarias con el Carnaval que le cuesta un “ojo de la cara” al ayuntamiento”? “El Químico” Benítez mantiene la esperanza de que ellos, y los hermanos Arellano, saquen la cara por él, aunque a estas alturas el alcalde ya huele a cadáver político.