El suceso se videograbó desde el Centro Penitenciario Goros II en el Municipio de Ahome
Es la Manga. La llaman la madre de todos los internos.
Es un árbol de mango que quienes lo vieron aseguran que lloró.
Por una de sus ramas arrojó agua. Lo hizo a chorros. Así fue.
Los hizo mirarse por unos segundos sorprendidos. Como si una manguera brotara de la rama.
La mayoría no lo tomó a broma porque era 10 de mayo y es día serio y de melancolía al interior del Centro Penitenciario de Goros II en el Municipio de Ahome.
Ellos estaban ahí en el módulo de internos que cumplen encierros y fueron funcionarios públicos. Algunos marinos, militares, policías, ministeriales, tránsitos, en fin.
El grupo que estaba bajo su sombra esculcaba en la memoria para recordar a sus madrecitas vivas o ausentes y de pronto aquello inexplicable los hizo deslumbrarse.
Paralizados recibieron ese efluvio. Era un verdadero chorro y apenas uno de ellos logró evadir ese estado de hipnosis y videograbó por unos instantes.
“Aquí estábamos hechos bola, acordándose de la madre los que la tienen viva y las que ya no están con nosotros, y de repente la manga nos empezó a caer agua y pensamos que nos estaba miando una paloma, un pájaro, algo. Empezamos a voltear y tamos viendo el chorro ahí y para de aquí que reaccionó uno, sacó el teléfono y grabó pues bajó la intensidad del chorro”.
Eran las dos y un calorón
Qué manera de cruzar las miradas.
Había razón.
Con el día de las madres no se juega
Todo está videograbado. En la imagen se aprecia como sale un chorro de líquido desde una de las ramas del árbol de mangos.
Es verdad, sucesos como este ya han sido reportados en otras partes del mundo. También ha sido llamados árboles llorones o chillones. Pero los internos del penal de Goros II no creen que sea solo una coincidencia por el día de las madres.
“Cuando de repente empezó a soltar el chorro de agua. La verdad pues nos sorprendimos porque no hallábamos… no tenía razón de ser, como porqué o qué…”, dijo uno de ellos que da su testimonio por audio de WhatsApp.
“A lo primero pensamos que alguien habían subido una manguera o estaba tirando agua del arriba del módulo, pero no. Ya después vimos que era… que salía de ahí, del mango y de aquí a que se sacó el celular y se empezó a grabar, pues ya fue el pedacito ese que se grabó”.
Luego continua.
“Fue una sorpresa y ya le dijimos a los compañeros, a todos los que estaban en el módulo. Todos se sorprendieron. Unos no nos creyeron. Otros sí. Pero ya cuando vieron el video se pusieron así como… porqué sería. No sabemos.”
No dejaba de narrar lo sucedido ya en tono más festivo.
“Unos lo agarraron en broma y otros en que de alguna manera se hizo presente… se manifestaron ahí, los internos que tenemos ahí a las mamás ya fallecidas.”
El interno hacía sus propias conjeturas.
“Otros lo agarraron en forma de juego que a lo mejor estaba miando porque estaba durmiendo todos allí hechos bolas y a los mejor los mojó y así pues. Esa fue la reacción. Unos una cosa y otros otras cosas”.
Hasta el día de hoy, la manga, la madre de los internos, no ha vuelto a llorar.