El plan: autonomía foránea para la UAS

Alvaro Aragón Ayala .

En una jugada maquiavélica, diputados del Congreso Local planean rescatar las iniciativas muertas o elaborar nuevos proyectos de ley, externosviolatorios a la autonomía universitaria, para intentar reformar la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Sinaloa. El plan del Legislativo es normar y orientar la autonomía desde afuera del campus rosalino y tomar el control de toda la estructura institucional. 

Con la nueva modalidad legislativa en ciernes pende la amenaza de socavar la autonomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa y procesar una autonomía foránea, no interna, regida desde el Congreso o del Tercer Piso del Gobierno del Estado. Exacto: una ley fabricada afuera de la UAS para dotarla de una autonomía sin autonomía con nuevas autoridades académicas y administrativas.  

La autonomía como tal está indisolublemente articulada al gobierno universitario. Mediante la autonomía se define la capacidad de las propias instituciones para construir y ejecutar decisiones en los diversos ángulos de la vida institucional. La autonomía faculta a la UAS, no al Congreso Local, a definir su régimen interno de gobierno y a precisar los alcances de las normas de su propia autonomía.  

Si el Consejo Universitario, máximo órgano de autoridad colegiada de la UAS, no ha planteado ninguna reforma a Ley Orgánica de la Casa Rosalina, entonces el Congreso Local procesa una acción a todas luces anti-universitaria queriendo fijarle la agenda a la Universidad para someterla antijurídicamente a una “nueva” Ley, cuya gestación contraviene la esencia de la Ley General de Educación Superior. 

Si la actual legislación universitaria ha apuntalado la Universidad-Ciencia y ha encauzado la internacionalización de la UAS, considerada generadora de profesionistas de primer nivel, la nueva Ley Orgánica fraguada por el diputado Feliciano Castro Meléndrez, izquierdista saltimbanqui recalentado, es como el ave de mal agüero en tierra que amenaza tempestad. Que vaticina destrucción. 

En el proceso de aceleramiento y sobrecalentamiento legislativo-partidista, los diputados, obedientes a las consignas, dan como un hecho, pues, el asalto a la UAS amenazando con tomar el lugar del Consejo Universitario, usurpándolo, para, desde el legislativo, desde el exterior, asumir las facultades propias del Consejo en la confección de la que sería la futura Ley Orgánica Foránea de la Casa Rosalina.  

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