Álvaro Aragón Ayala
Con un dirigente nacional con acusaciones de enriquecimiento ilícito y con ex gobernadores priistas cooptados por la Cuarta Transformación con embajadas y consulados, el PRI Nacional atraviesa por la peor crisis de su historia. En los estados hay desaliento entre el priismo. La catastrófica conducción del Comité Ejecutivo Nacional y las recientes derrotas electorales generaron condiciones, cuando menos en Sinaloa, para que Morena “devore” o desaparezca al tricolor.
Exactamente. El PRI aún vive o sobrevive en Sinaloa, pero en las entrañas de Morena. La “fuga” de Alejandro Moreno Cárdenas -Alito-, dirigente nacional del tricolor, perseguido por sus enemigos de la 4T por su riqueza insultante, paralizó el proceso de cambio de la dirigencia del Comité Directivo Estatal, en cuyo vientre se mueven priistas, pero ya con la etiqueta de Morena, y personajes dispuestos a abandonar el PRI porque este partido no les garantiza ni siguiera un empleo mal pagado.
Justamente cuando la Fiscalía General de Justicia de Campeche le cateó su residencia y hace acopio de pruebas para acusarlo de corrupción y de enriquecimiento ilícito, Alejandro Moreno salió del país despidiendo el olor a una precipitada “fuga”. El dirigente priista argumentó que no anda huyendo, que visita parlamentos y organizaciones de otros países para denunciar la “dictadura” y los atropellos del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El viaje de “Alito” Moreno Cárdenas y sus discrepancias con ex dirigentes nacionales del PRI y grupos liderados por Senadores que piden su renuncia, terminó por parar en seco, por tullir, el revelo de la dirigencia estatal del tricolor en Sinaloa, uno de los estados más afectados por las derrotas electorales. En el 2021 perdió la gubernatura y el control de los Poderes Judicial y Legislativo, en una elección en la que la alianza PRI-PAN-PRD fue socavada por auténticos “Caballos de Troya”.
Así, el PRI-Sinaloa, al igual que su Comité Ejecutivo Nacional, atraviesa por su peor etapa política con riesgos de perder de nuevo no solo la elección del 2024 sino hasta su registro. Importantes figuras que juraron lealtad eterna al tricolor han ido emigrando hacia Morena o al gabinete estatal de Rubén Rocha Moya que estratégicamente les ha dado cobijo. La impresión generalizada es que Morena “devora” al PRI y procesa su extinción estatal.
El retraso primero y ahora la parálisis en el cambio de dirigentes estatales de lo que queda del PRI la aprovechan los ex gobernadores «priistas» Jesús Aguilar Padilla y Quirino Ordaz Coppel para mover sus piezas a favor de la Cuarta Transformación. Uno opera abiertamente para el gobernador morenista Rubén Rocha y el otro para el presidente Andrés Manuel López Obrador desde la embajada de México en España.
Los dos, Jesús Aguilar Padilla y Quirino Ordaz apadrinan diputados del PRI que trabajan en el Congreso Local sincronizados y arrodillados a las consignas de Morena y del Tercer Piso. El pacto de los dos ex gobernadores, a quienes en la cúpula del PRI les achacan que en el 2021 trabajaron política y electoralmente a favor de la alianza Morena-PAS les permite conservar a varios de sus incondicionales en el gabinete estatal rochista.
La desgracia y persecución de Alejandro Moreno Cárdenas, la operación “Caballos de Troya”, las derrotas electorales, crearon el escenario perfecto para que los ex gobernadores terminen por apoderarse del tricolor estatal para colocarlo en el piso de remates de Morena o bien para maquinar su desaparición o cadaverización política. Los diputados locales y funcionarios del PRI “devorados” por Morena son quienes encabezan las reuniones para acabar de matar al tricolor.