En su recorrido con música a todo volumen reta al aburrido septuagenario empresario hotelero Ernesto Coppel, pariente de los de la llavecita, a callarlos
El Fuerte, Sinaloa. – El “come silencio” de bandas, Ernesto Coppel, quiere acallar la fiesta sinaloense. “Pero Aquí Coppel se la pela”, dice un visitante que carga sin duda con la palabrería al estilo sinaloense.
Si en Mazatlán lograron normar, al antojo de un pudiente, la “wipa” popular de decenas de bandas que recorren el Malecón y la zona hotelera, en el pueblo mágico de El Fuerte, enclavado en la zona norte del Estado de Sinaloa, nadie pretende limitar la alegría.
Así el Chepito Express pita y pita. Recorre las calles con el fandango a la vista de nativos, visitantes y turistas.
“Entre los yeeeaa, yeeeaa y arrempújala, arremángala, el tubo, tubo y la chona”, que retumbaban con singular alegría, los paseantes del Trenecito destilaban gozo por el reventón.
No hay duda. La gente no se preocupa por que les quiten la fiesta porque aquí en El Fuerte, con todo y su monopolio restaurantero y hostelero, mandan Los Balderrama y “no son tan apretados como el anciano de Ernesto Coppel”. Ni Quirino, dicen, hacía esos “osos coppelianos”.
En El Fuerte, no todo es estridencia, también circula el Tren Mágico que comparte pasajes geográficos e históricos del pueblo de Montesclaros fundado por Francisco de Ibarra.
Para todos hay. Y por fortuna nadie se acuerda del Chema Flores y sus mandatos segundones.