Nueva York y Washington. Gozando del éxito de la Convención Nacional Demócrata de la semana pasada, la candidata presidencial de ese partido, Kamala Harris, y su compañero de fórmula, Tim Walz, comenzarán mañana una gira en autobús al estado clave de Georgia, mientras sus contrincantes republicanos Donald Trump y J.D. Vance realizarán múltiples actos en Pensilvania y Michigan.
Esos estados no fueron seleccionados por las campañas al azar; son tres de los seis o siete considerados claves
, en torno a los cuales muy probablemente se definirá el resultado nacional de la elección presidencial del 5 de noviembre.
Las encuestas indican que la contienda presidencial está muy cerrada y por lo tanto el enfoque en las últimas 10 semanas será sobre esos estados claves, entre los cuales están Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia, Arizona, Nevada y posiblemente Carolina del Norte. En dichas entidades, los candidatos están virtualmente empatados, aunque a nivel nacional Harris está arriba por 3 puntos, según el promedio de las principales encuestas. Pero no hay voto directo nacional para presidente en este país, y en la práctica se realizan 50 elecciones estatales, y con un par de excepciones, quien gane cada estado se lleva todos los votos electorales de esa entidad para acumular los 270 o más que se requieren al final para ganar la Casa Blanca.
Más de 154 millones de personas participaron en la elección nacional de 2020, pero Joe Biden ganó sólo por un margen de entre 100 mil y 300 mil votos en total. El sitio de noticias y de análisis político Axios examinó el electorado potencial de 2024 y concluyó que aproximadamente 244 millones de estadunidenses tendrán el derecho de votar. Pero 99.5 por ciento de nosotros no serán los que deciden: o no votamos, o siempre votamos de la misma manera, o vivimos en estados donde es virtualmente seguro que serán rojos (republicanos) o azules (demócratas)
. O sea, 6 por ciento de los votantes en seis estados
podrán acabar decidiendo esta elección, según un analista demócrata entrevistado por Axios.
La democracia
en EU
Para un país que no deja de sermonear al resto del mundo sobre la democracia, Estados Unidos es un país poco democrático. En 48 de los 50 estados, al ganador le son otorgados todos los votos electorales de cada entidad en la que triunfe, aun cuando sea por un margen microscópico. Más aún, por un sistema electoral que le otorga a pequeños estados un poder no proporcional en el voto electoral, el candidato que obtiene la mayoría de los votos a nivel nacional no necesariamente gana la presidencia. En 2000, por ejemplo, el demócrata Al Gore ganó más votos a nivel nacional pero perdió ante George Bush, y en 2016, Hillary Clinton también ganó más votos a nivel nacional, pero perdió la elección y Trump llegó a la Casa Blanca.
Sin embargo, la dinámica del número muy reducido de estados que probablemente determinarán los resultados de la elección ofrece oportunidades para otras voces. Por ejemplo, Trump ganó Michigan a Clinton en 2016 por un margen de 10 mil votos. Pero este año, más de 100 mil electores de ese mismo estado votaron en las primarias por delegados no comprometidos
con Harris –a través del país, 700 mil votaron así en las primarias–, todo en demanda de un giro en la política de apoyo incondicional de Estados Unidos a Israel y su guerra genocida en Gaza.
A pesar de manifestaciones, protestas y un llamado de líderes progresistas dentro del partido, Kamala Harris sólo logró meter breves comentarios de preocupación por la situación
en Gaza entremezclados con una defensa firme del derecho de Israel a defenderse a sí mismo
, y ella y su campaña rehusaron conceder la petición de varios delegados y legisladores del partido de permitir un orador palestino unos minutos para hablar desde el podio ante la convención.
Embargo de armas a Israel
Queremos derrotar a Trump
, Abbas Alawieh, delegado no comprometido
de Michigan, explicó la semana pasada durante la convención. Pero para poder movilizar a los nuestros a favor de la vicepresidenta Harris necesitamos escuchar de ella que apoya un alto el fuego inmediato y un embargo de armas a Israel. Ella está en riesgo de perder Michigan
. Ese estado tiene una comunidad árabe-estadunidense que podría impactar directamente en el resultado.
Harris sí hizo mención, en la noche final de la convención en Chicago, de la necesidad de un fin de la guerra de Israel en Gaza y la liberación de los rehenes. Agregó que con ello el sufrimiento en Gaza llegará a su fin, y el pueblo palestino podrá alcanzar su derecho a la dignidad, la seguridad, la libertad y la autodeterminación
; pero, como comentó un delegado no comprometido
a La Jornada, quien solicitó el anonimato, llamar a un alto el fuego mientras está enviando bombas
no convence. Una veterana analista estadunidense sobre Medio Oriente resumió la convención (en referencia al repetido mensaje de la campaña alegre
de Harris) como Alegría en medio de genocidio
.
El otro tema que podría descarrilar el ímpetu de Harris y Walz desde la convención es el de la inmigración. El día en que la vicepresidenta ofreció su discurso de aceptación formal de la candidatura de su partido, Trump estaba visitando Montezuma Pass, en Arizona, para elogiar el muro fronterizo que dice haber construido, aunque esa sección fue realmente edificada durante el gobierno de Barack Obama. Ahí, el ex presidente criticó de nuevo a Harris por el fracaso de su gobierno en controlar
los cruces no autorizados de la frontera; ignoró por completo que por los esfuerzos de México se ha reducido el flujo de migrantes a la frontera casi 50 por ciento.
Ventaja mínima
Encuestas realizadas por la radio nacional pública NPR y CNN registran una ventaja mínima de Harris sobre Trump en los estados claves de Michigan, Wisconsin y Pensilvania, pero es tan cerrada como para estar dentro del margen de error. Cuando se pregunta a votantes cuál candidato manejará mejor la frontera, amplias mayorías favorecen a Trump.
Aunque Harris se atrevió a mencionar la frase de camino a la ciudadanía
en su discurso ante la convención, sólo lo hizo después de repetir el énfasis de asegurar la frontera, y líderes inmigrantes y defensores de sus derechos fueron relegados a un plano secundario durante la convención.
Algunos miembros del partido creen que eso es un error. “Nuestra política ha sido empujada tanto a la derecha sobre migración por Donald Trump que ya es hora de luchar… para realinear nuestra política sobre migración a donde estaba hace unos años”, comentó el diputado Greg Casar, de Texas, en entrevista con Democracy Now.
David Brooks y Jim Cason, corresponsales
Fuente: La Jornada