En los últimos 23 años, la obesidad mostró un incremento de 57.9 por ciento en México, en gran medida como resultado de una profunda transformación del sistema alimentario que ha contribuido a un aumento del consumo de productos comestibles y bebibles ultraprocesados
, alerta un estudio elaborado con los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua (Ensanut) 2020-2023.
La investigación, encabezada por Simón Barquera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINyS), del Instituto Nacional de Salud Pública, revela que la prevalencia de obesidad en adultos es de 37.1 por ciento, pero se eleva a 41 por ciento en las mujeres y cae a 33 por ciento en los hombres. Aunque esta tendencia comienza a revertirse, pues hay indicios de un incremento de obesidad y sobrepeso entre los varones.
Si bien el incremento de esta enfermedad se mantuvo al alza de 2000 a 2012, a partir de 2016 y hasta 2023 no se observa un aumento significativo en su prevalencia
.
Los motivos de esta aparente desaceleración, señalan, pueden ser, por un lado, las medidas de prevención, que incluyen etiquetado de alimentos, regulación de venta de productos ultraprocesados en escuelas e impuestos a bebidas azucaradas.
Sin embargo, también puede ser resultado de un efecto de equilibro de saturación donde, después de cierta prevalencia de obesidad en una población, ya no se observan incrementos como en otras etapas
.
El estudio, en el que también participaron las investigadores Lucía Hernández, Cecilia Oviedo-Solís y Sonia Rodríguez, entre otros, señala que en los últimos 40 años la dieta mexicana ha pasado de incluir alimentos frescos y no procesados a productos ultraprocesados con alto contenido de azúcar, sal y grasa
.
Subrayan que en 2016 se estimó que 23.1 por ciento de la energía total en la dieta de la población mexicana provenía de productos ultraprocesados, mientras que las bebidas azucaradas eran la principal fuente de consumo de azúcares añadidos.
Las bebidas energéticas industrializadas (BEI), que incluyen refrescos, jugos de frutas, yogur para beber, fermentados lácteos y bebidas alcohólicas, se han asociado con un rol etiológico (explicativo) en el aumento de peso y obesidad
, alertan.
Agregan que México es uno de los países con mayores consumos de BEI en el mundo, pues se estima que dos tercios del total de los azúcares agregados en la dieta provienen de las BEI, lo que representa 10 por ciento de la ingesta energética diaria
.
Entre los hallazgos de la Ensanut, subrayan, se incluye que es más probable que las personas con obesidad estén ubicadas en el cuartil más alto de consumo de BEI que en el cuartil más bajo. Este consumo de BEI sigue siendo elevado a pesar de los esfuerzos de políticas públicas
, enfatiza el estudio.
Laura Poy Solano
Fuente: La Jornada