Encapuchados vandalizan CU; UNAM condena actos

Un grupo de al menos 12 personas sustrajo equipos de cómputo y mobiliario diverso de las instalaciones universitarias; ya investigan los hechos.

Inmuebles de la entrada principal de Ciudad Universitaria, en avenida Universidad 3000, fueron dañados por un grupo de al menos 12 personas encapuchadas que entraron de manera violenta a las oficinas.

A través de un comunicado en sus cuentas oficiales, la UNAM detalló que fueron sustraídos equipos de cómputo, radios transmisores, fotocopiadoras, aparatos médicos, mobiliario diverso y las pertenencias personales de trabajadores administrativos. Los objetos robados fueron trasladados al interior del auditorio Justo Sierra, de la Facultad de Filosofía y Letras.

Además, detonaron explosivos y le prendieron fuego al mobiliario dentro y fuera de las instalaciones.

La UNAM condena los hechos vandálicos, el daño al patrimonio universitario y el robo al personal universitario, pues una protesta no puede ser justificación para realizar actos propios de organizaciones criminales que en el fondo pretenden desestabilizar a la Universidad”, señaló la Máxima Casa de Estudios.

La Fiscalía de Investigación territorial en Coyoacán inició la carpeta de investigación CI-FICOY/UAT-COY-2/UI-1 S/D/03519/12-2022, por el delito de daño a la propiedad y robo.

La Universidad proporcionará todos los elementos de prueba en su poder para dar con los responsables.

Antes de los hechos de ayer, la ocasión más reciente en que hubo actos vandálicos en CU fue el pasado 24 de octubre.

Ese día, estudiantes del CCH Sur marcharon desde su plantel a la Torre de Rectoría, en protesta por la violación a una alumna cometida en los baños del colegio.

Cuando llegaron a la explanada de rectoría, un grupo de encapuchados rompió los cristales del edificio y pintarrajearon el mural de David Alfaro Siqueiros.

La víctima había denunciado que tras ser agredida denunció el hecho ante las autoridades de su escuela, quienes supuestamente le pidieron que se desistiera de su queja.

Abraham Nava.

Fuente: Excelsior