Álvaro Aragón Ayala
En una jugada estratégica -en el argot político se dice que “se la sacó debajo de la manga”- Andrés Manuel López Obrador da curso al exilio político del priista Quirino Ordaz Coppel para nulificarlo en Sinaloa y despejarle totalmente el terreno al gobernador morenista entrante Rubén Rocha Moya. La orden del presidente es enviar en “fuga diplomática”, rumbo a España, al todavía mandatario estatal, matando así “dos pájaros de una sola pedrada”: transparenta al 100 por ciento su respaldo a Rocha Moya y paga los favores por “portarse bien” a Quirino, atándole las manos para que no se meta en los asuntos políticos de la entidad.
Por petición del presidente López Obrador la Secretaría de Relaciones Exteriores propuso a Quirino Ordaz Coppel como embajador de México en España, un país con el que el inquilino de Palacio Nacional mantiene ríspidas relaciones derivadas de las opiniones encontradas generadas por la Conquista de México, que a juicio de los lopezobradoriistas derivó en un genocidio. La propuesta será presentada a las autoridades españolas y se regresará para ser analizada, rechazada o aprobada, por el Senado de la República.
Desde la derrota del candidato del PRI-PAN-PRD, Mario Zamora Gastélum, al que apoyó con recursos materiales y humanos, Quirino Ordaz Coppel emprendió una agresiva campaña publicitaria para posicionarse como “amigo” del presidente, ubicándose como una especie de alter ego o factótum de López Obrador, sembrando la percepción de una fortaleza política ficticia. El presidente cachó la jugada de Quirino Ordaz y procedió a desactivarla y sacarlo de Sinaloa.
El sábado en su gira de trabajo, en el discurso de la supervisión del Hospital Pediátrico (no inauguración), el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que invitará al priista Quirino Ordaz Coppel, una vez que termine su periodo de gobernador, a formar parte de su gabinete, generando desconcierto en Morena y una conmoción en la alta clase política del PRI y en el Grupo Atlacomulco al que pertenece el actual mandatario estatal.
En intervenciones anteriores, antes y después de las elecciones del 6 de junio, Obrador se refería a Quirino Ordaz como el gobernador que “se portaba muy bien”, discurso que cambió por el de un gobernador “que hacía bien su trabajo”, para posteriormente invitarlo a formar parte de su gabinete, desatando la sospecha de que Quirino Ordaz había traicionado al candidato del PRI-PAN-PRD, Mario Zamora y al Grupo Atlacomulco y el Grupo Hidalgo que pretendían instalar una “cabeza de playa” en Sinaloa. Sin embargo, en la práctica, Quirino Ordaz pujó hasta el final por evitar el triunfo del candidato de Obrador, Rubén Roya Moya, quien compitió bajo las siglas del Morena-PAS.
La virtual incorporación de Quirino Ordaz Coppel fue considerada como una estrategia clave de López Obrador López rumbo a la Sucesión Presidencial dado que la jugada se desarrolla en el marco del “choque frontal” del presidente con los propietarios del Grupo Atlacomulco, Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray; y con el Grupo Hidalgo que comanda Miguel Ángel Osorio Chong. La Fiscalía General de la República acusa al expresidente Peña Nieto y al ex secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray de recibir 6 mdd en sobornos de Odebrecht. Según la acusación, el dinero fue depositado en una cuenta en las Islas Vírgenes Británicas, por Emilio Lozoya, y luego retirado en efectivo.
Entre la clase política del PRI y de Morena a Quirino Ordaz Coppel se le identifica como miembro del Grupo Atlacomulco. El presidente Enrique Peña Nieto operó en el 2016 el “destape” de Quirino como candidato del PRI-PVEM al gobierno de Sinaloa siendo presidente nacional del partido tricolor Manlio Fabio Beltrones Rivera. Ordaz Coppel sería entonces la pieza del ajedrez político que necesita el presidente Andrés Manuel López Obrador para desarticular o menguar las jugadas del Grupo Atlacomulco y el Grupo Hidalgo porque el gobernador conoce sus entrañas y sus formas de operar y a las cabezas de las células políticas dispersas por el territorio nacional.
El Presidente prometió soltar hasta la semana próxima el nombre de la posición que le ofrecería a Quirino Ordaz, pero un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores precisó que el presidente lo propuso como embajador de México en España, lo cual fue catalogado por los analistas como la protección para una “fuga diplomática” o el exilio consensado y como una estrategia para sacar al aun gobernador de la jugada política en Sinaloa, en donde los grupos de ultraderecha y algunos medios de comunicación a los que coptó invirtiendo mil 905 millones de pesos lo colocan como un semidiós y ejercen presión para que Rocha Moya incorpore a su gabinete a personajes de la farándula empresarial o ligados a tradicional “mafia del poder”.
Quirino Ordaz se irá, entonces, a España, de embajador, al exilio, posición que de acuerdo a lo expresado por la diputada federal Merary Villegas Sánchez no significa que sea un pacto de impunidad. “Las y los legisladores de Morena deben entender que la decisión del presidente es de manera (…) es un hombre experimentado, es de manera estratégica, pero tenemos que revisar bien como representantes del pueblo de Sinaloa que somos, las cuentas deje el actual gobernador”, dijo.
Despejado el terreno, dos quirinistas de hueso colorado, el Fiscal general del Estado, Juan José Ríos Estavillo, y la titular de la Auditoría Superior del Estado, Emma Guadalupe Félix Rivera, preparan maletas. Se van. También se van, pero estos a engrosar las filas de los desempleados.