La Universidad inutilizada por sus propios funcionarios
Los que dejan al rey errar a sabiendas, merecen pena como traidores.
(Alfonso X el Sabio)
Culiacán Sinaloa.- Es el “maestro de obras” de una las peores imágenes públicas de la última década para la Universidad Autónoma de Sinaloa. Hoy es tan frágil que pudiera derrumbarse.
Le dicen “El Inge”y puede que ahora sí lo sea. Estudió Ingeniería Civil, eso sí puede documentarse.
Con el segundo mejor presupuesto de todo el Estado para el manejo de Comunicación Social muestra un “artritismo voluntario” ante la “oxidación” de la imagen de la máxima casa de estudios a nivel profesional de la entidad.
No se renueva. Está noqueado. Eso sí, gasta en la opacidad institucional miles y miles de pesos de la Universidad para solo cuidar su imagen personal. Nada importa. Solo él. Nadie en la crisis actual se pregunta dónde están sus supuestos aliados, sus espacios, el equilibrio de medios.
Mister X cruza la gruta de las antípodas incluso antes que Dante. Apuñala a la institución. Balbucea como Belcebú. Es “el Valle”… Antes era el “traedor”, ahora tiene un trueque vocálico.
Un, dos tres por el Valle
Nunca mejor definido. Es un alcahuete. Trabaja en el filo de la traición asomándose vaporoso siempre detrás de la oreja del Rector en turno. Juan Eulogio Guerra Liera y Jesús Madueña Molina conocieron sus capacidades limitadas para la comunicación social. Decidieron no actuar.
El Valle, Director C, clave de puesto 2906 firma cientos de contratos, invitaciones y recados. Es Arnoldo Valle Leyva, Director de Comunicación Social de la UAS.
Su “trajinar físico” en la institución lo ubicó en el periodo de los rectores Jorge Luis Guevara Reynaga (1997-2001) y Gómer Monárrez González (2001-2005) como supervisor de obra en la Dirección de Construcción y Mantenimiento sin estar titulado como Ingeniero. Nadie le había pedido el Titulo.
En noviembre del 2015 un medio estatal lo exhibió como no titulado y a partir de ahí, y solo por un tiempo, hasta el portal de la UAS se olvidó que era ingeniero. Había borrón y cuenta nueva.
Su currículo registrado en la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), establece que estudió Ingeniería en el periodo 1994-1999 en la facultad de la UAS y que obtuvo el título y su cédula en el año 2011. Es una mentira que el mismo reconoció en declaraciones a ese mismo medio y que tras un “arreglo y varias comilongas” ya nadie lo volvió a molestar.
Su suerte le aderezó el camino y en las administraciones previas a Juan Elogio logró colarse, según versiones públicas, como asesor en Rectoría y como Coordinador de Torres Académicas. Ahí seguía sin título.
Su hoja de vida oficial en la PNT dice que en el periodo 2005-2009 de manera simultánea fue Director de Sistemas de Torre y Secretario Técnico del Consejo para la Consolidación de la Calidad del Nivel Medio Superior. Obvio no tenía título.
Fue hasta que por primera vez se entronizó como Director de Comunicación Social de la UAS (2009) que le costaron sus mentiras, pero no a su bolsillo. Era todo con cargo al erario público.
Desde entonces ya casi cumple 14 años de ineficiencia.
¿Quién es el que anda ahí?…
No hay duda, la traición es la única verdad que perdura. Y lleva dos administraciones rectorales al frente de la Dirección de Comunicación Social.
“El Inge”, Arnoldo Valle, prorratea, dosifica a conveniencia el presupuesto de comunicación. Intenta mover “la verdad” de la institución académica, habilita con torpeza las cajas chinas, deshabilita a cómo puede los ataques. Maquilla-enjuaga, limpia-ensucia, modifica- encuadra. Sin llegar a hacerlo bien aspira. Pero sobre todo gasta.
Al final la imagen de Juan Eulogio Guerra Liera pese a la publicidad excesiva que pagó “el Inge” de poco más de 87 millones 687 mil pesos en los últimos tres años de su administración (2017-2018-2019) fueron inútiles.
Hoy el ex Rector está en la boca de la desgracia pública a pesar de su trabajo académico reformador.
Con los Judas no se pelea… ellos se ahorcan solos. (Arturo Vidal)
Sigue en silencio. No sabe qué hacer con la crisis. El fuego extrañamente no toca a su puerta, aunque intuye que camina al Purgatorio.
Sabe que van a dar con el verdadero derroche y ya no será Mister X. Recuperará su nombre en los medios. Todos sabrán cómo se llama. Sí, su nombre de pila. No lo habrán más de confundir con Judas, Bruto o Casio. No habrá necesidad de transitar en el noveno círculo de la obra de Dante.
Volverá a la fama. A esa rareza del desprestigio que no cuida para sus Rectores.
Sabremos de su barco que aún, a diez años, no termina de pagar. De su casi primer millón que se va a la mar.