Alvaro Aragón Ayala
“En ocasiones algunos funcionarios no quieren trabajar con subordinados que no fueron nombrados por ello; esas prácticas sectarias no deben prevalecer. Atiendan las cosas de la población y son áreas muy sensibles, salud y educación no puede fallar; estamos llegando al fin de año y voy a hacer los ajustes en ese respecto”: gobernador Rubén Rocha.
Cuando menos en 8 municipios, aprendices de políticos mutados en funcionarios mediocres, jubilados sacados de las poltronas de sus casas o de los restaurantes donde mataban el tiempo divagando y tomando café, escupen por un colmillo arrellanados en algún sillón de una oficina estatal, tomando posiciones, aventando al diablo sus funciones para dedicarse a la politiquería y a promocionarse como candidatos a puestos de elección popular rumbo al 2024.
Lo reprochable es que ese reducido ejército de líderes nylon o de café, no buscan profesionalizarse para despeñar mejor sus funciones, no buscan la coordinación institucional en su desempeño como integrantes de segundo o tercer nivel del gabinete del gobernador Rubén Rocha Moya; montados en Morena practican la política al estilo del viejo PRI y por no contar con consenso en las bases, por no desarrollar trabajo social que genere un impacto positivo en la población, buscan los espacios del Facebook, del Tik Tok, el Twitter o del Instagram para “mostrar músculo”.
Son generales sin soldados, “dirigentes” fofos, que, hambrientos de poder, traicionan la confianza que en ellos depositó el gobernador Rubén Rocha Moya y no atienden el llamado a la unidad y la disciplina partidista de Merary Villegas Sánchez, hechiza dirigente estatal de Morena, porque están ávidos de reflectores y de popularidad y de mandar señales de que ellos son los dueños de las plazas políticas por encima de los presidentes municipales, que ellos son quienes tomarán por asalto las candidaturas a puestos de elección popular o cuando menos recomendarán candidaturas en el 2024.
No es prioritaria, que conste, la función pública para estos aprendices de políticos o de los jubilados que buscan nuevos amores en las oficinas bajo su cargo como si se tratara de adolescentes con viagra en ristre. Creyéndose todopoderosos e indispensables o seguros en sus cargos, no aceptan que desde el primer día en que tomaron posesión necesitaban cursos o seminarios de profesionalización pública para elevar la calidad del gobierno estatal de la Cuarta Transformación.
La profesionalización es diferente al servicio civil de carrera. La primera, se refiere a las aptitudes y evaluación continua que debe tener una persona o un trabajador que se dedica a la función pública, el segundo tiene que ver con la permanencia, protección y desarrollo de los servidores públicos en sus puestos de trabajo. No les importa ninguna de las dos opciones: lo que les interesa es vivir el momento y «grillar» y «grillar».
Les vale un sorbete el hecho de que gobernar sea una de las actividades humanas más compleja y que su calidad se convierte en un derecho humano que estriba en tratar con igualdad y respeto a todos los miembros de la sociedad. No entienden de identidad laboral ni de jerarquización de labores y responsabilidades, ni de derechos y obligaciones, ni de normas jurídicas. No razonan que van de paso.
En Ahome, algunos funcionarios estatales quieren volar sin alas. Se la “viajan”. Unos y otros crean colectivos, frentes o asociaciones “patito” para promocionarse, causando desconcierto entre activistas de Morena sin cargos públicos ya que en el pasado proceso para la integración del Consejo Político Estatal estos emergentes lideres nylon ni siguiera lograron la votación para ser acreditados como delegados, pero aun así se mueven.
Los mismo ocurre en Mazatlán, Cosalá, Culiacán, Salvador Alvarado, Guasave, Ahome y El Fuerte, municipios en los que algunos funcionarios estatales que no se coordinan o dicen tener “otros jefes”, no solo pecan de lambiscones cuando de sumisión se trata, sino que blasonan que liderar “estructuras” sociales que únicamente existe en su imaginario y que exclusivamente alimentan sus locos desvaríos. De plano. Perdieron el piso.
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