Alvaro Aragón Ayala
El gobierno de Rubén Rocha Moya corre el riesgo de tomar determinaciones “en el vacío” si carece de información de inteligencia. La desaparición de la “agencia” política de la desaparecida Dirección de Gobierno por ser considerada un “órgano intrusivo”, que espiaba, obliga a replantear las funciones de la investigación política para efectos de salvaguardar la gobernabilidad de Sinaloa. La Dirección de Gobierno mutó en Dirección de Gobernabilidad Democrática.
El trabajo de inteligencia política es considerado clave, actor necesario para la operación política y para el desarrollo de acciones para la buena conducción gubernamental y la seguridad, solo que algunos gobiernos aprovecharon el personal y el equipo para el desarrollo de la tarea de investigación para espiar, para recopilar datos y amedrentar o perseguir a opositores políticos, periodistas, activistas sociales y representantes de organismos productivos.
Precisamente, el acopio de información de inteligencia política es confundido a menudo con actos de espionaje debido a las trabas o restricciones de acceso a la información sobre su organización, financiamiento y operación. Sin embargo, la generación de inteligencia es clave para la gobernabilidad del estado y para dar respuesta a inmediata a los conflictos sociales o políticos que pueden derivar en la inestabilidad.
Las tareas de inteligencia política deben de proveer el conocimiento completo, seguro, oportuno para aplicar medidas o acciones a un problema producido o a punto de producirse. La noción de concepto de gobernabilidad no se entiende únicamente como el “control” político. Sin información de inteligencia ese dominio sería imposible.
Sherman Kent, quien durante la Segunda Guerra Mundial y durante 17 años de servicio en la era de la Guerra Fría en la Agencia Central de Inteligencia, fue pionero en muchos de los métodos de análisis de inteligencia, planteó la tesis de que las labores de inteligencia estratégica reflejarán un proceso institucional, un esfuerzo de grupo y no individual.
Kent propuso tres aspectos clave para entender la inteligencia estratégica son:
La información es conocimiento,
La Inteligencia es Organización y,
La Inteligencia es Actividad.
Los tres aspectos son clave para entender como es el proceso de inteligencia que guía a las instituciones abocadas a esta tarea. En lo concerniente a la primera etapa, dijo Sherman Kent que la información es el insumo básico en el cual las acciones de inteligencia deben cuidar la fuente de la misma ya sean las denominadas fuentes abiertas o bien fuentes cerradas.
En el caso de la organización se propone, como lo puntualiza Kent, poner mucha atención en los recursos humanos que se emplean y afirmó que: en cierto sentido, las organizaciones de inteligencia deben parecerse un poco a una gran universidad. Deben poseer la gente para las cuales la investigación y el pensamiento riguroso constituyen el hálito de vida y deben, en conformidad, tener gran tolerancia hacia los seres extraños y los excéntricos con un talento único. Deben garantizar una especie de libertad académica de consulta y deben excluir a aquellos que derogan dicha libertad destacando sus yerros ocasionales.
Es pertinente interrogar, entonces, si el gobierno de Rubén Rocha navegará por las aguas turbulentas del ejercicio de gobierno sin información de inteligencia y preguntar cómo conceptualiza el rochismo la gobernabilidad y la seguridad y que modelo guiará el nuevo acopio de información, en lo táctico y lo operativo, si es que se decide crear una “policía” política que no espíe.
Porque si bien es cierto que las labores de inteligencia en Sinaloa rayaron en la perversidad política y de que dos o tres gobernadores la usaron para prácticas ilegales bajo la argucia de la “estabilidad” del estado, también es cierto que la carencia de información política deriva en riesgos para la gobernabilidad y la seguridad del estado.
Desde la recién creada Dirección de Gobernabilidad Democrática, el gobierno de Rubén Rocha Moya está obligado desarrollar, con información política confiable, una agenda con alcances y horizontes específicos con temas que le den viabilidad a Sinaloa a corto y a largo plazo y otra agenda, la táctico-operativa, que atienda amenazas o problemas sociales y de seguridad, de aquí y ahora, para, en un contexto democrático, dar fortaleza a la gobernabilidad y la seguridad, indispensable para los miembros de la sociedad sinaloense.