* Presentó el volumen en la 33º Feria del Libro de Los Mochis, con los comentarios de Ángel Villalba
Los Mochis, Sinaloa. – El libro Diario del Distrito de Mocorito (1904-1905), de Juan Salvador Avilés Ochoa, es un ejercicio de microhistoria, que analiza los acontecimientos nacionales junto con las pequeñas dinámicas que se dan en los pueblos, con la vida cotidiana en toda su dimensión, expresó su autor, al presentar el volumen en el marco de la 33ª Feria del Libro de Los Mochis, en la Biblioteca Morelos.
Durante el acto de presentación, en el que tuvo comentarista al maestro Ángel Villalba, cronista de Choix, Avilés Ochoa agregó que su edición, a cargo de la Editorial de la Universidad Autónoma de Sinaloa, se dio a raíz de una convocatoria en 2021 para presentar propuestas para su edición.
A la manera de la escritora Elena Garro en el inicio de su libro Recuerdos del porvenir, en este Diario…, dijo, el narrador se sitúa en el lugar y empieza a decir lo que está viendo, como yo lo hago con Mocorito en este volumen, que retoma las publicaciones en el periódico La Voz del Norte, de junio de 1904 a julio de 1905, y al cual tuvo acceso hace algunos años.
Y es que, dijo, “la mayor parte de los cronistas empezamos trabajando con la tradición oral, pero yo tuve la suerte de encontrarme con los periódicos La Voz del Norte, que se editó en Mocorito en el Porfiriato, y venía una filiación porfirista y cañedista, y al que tuve acceso por mediación de una maestra mía, que me recomendó con los herederos de José Sabás de la Mora, y muchos de los libros que tengo han salido de allí”.
Así mismo, dijo, ha abrevado en los archivos anteriores del Ayuntamiento de Mocorito, así como los de parroquiales, y así fue documentándose y escribiendo sobre Mocorito, tratando de reconstruir la historia del lugar, los gobernantes que ha tenido, que en aquel tiempo eran prefectos, y muchos detalles de su vida pública y cotidiana.
Comentó que Mocorito en ese tiempo era de los municipios más importantes, por donde pasaba los dos caminos de diligencias que había, el camino largo y el camino corto, así se llamaban, desde Álamos a Tepic, con todo y los problemas que se relatan, entre ellos el caos en tiempo de lluvias.
En el volumen se relata la presencia de personajes como don Antonio Echavarría, un rico minero que en 1903 se vino desde San José de Gracia, en Bacubirito, al acabar la bonanza minera, y se trajo sus costales de dinero y se asentó en Mocorito, que entonces abarcaba lo que son hoy los tres municipios del Évora.
“Aquí estaban ya el doctor y poeta Enrique González Martínez y el educador José Sabás de la Mora, y don Antonio Echavarría fue el de la idea y aportó el dinero para echar a andar la imprenta e imprimir La Voz del Norte. González se había venido invitado por Francisco Cañedo para asumir la prefectura, que se disputaban las familias Inzunza y Buelna, y fue el tercero en discordia, y lo hizo bien”.
En Mocorito, González Martínez se recrea para hacer sus primeras grandes obras, donde publicó Silenter, Lirismos y Senderos ocultos, que es una fase importante de su obra poética. Luego invitó a Sixto Osuna como secretario municipal y juntos impulsaron a Mocorito como un polo cultural a la altura de Culiacán o Mazatlán.
De este trabajo se desprende cómo era la vida política en la época, como se dividía el Distrito, con su prefectura, sus tres directores políticos, y un ayuntamiento en la cabecera de la prefectura, con un diputado local que fue como diez veces don Ignacio M. Gastélum.
En Educación, junto con El Fuerte, era en Mocorito donde había mayor impulso, con la única escuela pública en el estado donde había quinto año, y por si fuera poco, Sabás de la Mora, director de la escuela de niños, daba el sexto año, de manera particular.
Por su puerto el Perihuete, Mocorito, se convirtió en un importante centro comercial que abastecía a los fundos mineros, y por ahí entraban y salían las mercancías de las tiendas más importante, con casas comerciales que eran sucursales de Mazatlán, y donde se podía adquirir hasta un piano y parte del desarrollo musical de Mocorito se debe a eso.
Al hacer los comentarios, el Mtro. Ángel Villalba dijo que el volumen habla de las grandes fortalezas que tenía este Distrito, pero también de sus debilidades como los malos caminos, y se refirió a importantes haciendas que propiciaron el desarrollo de los pueblos.
Ponderó el acopio de información de que hace gala el autor, y nombres de personajes que aquí vivieron con nombres como el alumno Francisco Serrano que pudo ser el conocido revolucionario, o Cándido Avilés, que podría ser el constituyente. Se refiera a la gran tormenta que asoló a Rosa Morada, o al gran incendio que consumió gran parte de Pericos.
“Estas son historias que nos remiten y nos motivan, hace en él una réplica de un pueblo y de cierta época, y eso es algo que lo hace muy exquisito”, finalizó.