Ante la impunidad, las tareas de búsqueda de personas desaparecidas se han convertido en un asunto generacional, aseguraron familiares de víctimas, quienes explicaron que debido a que pasan décadas sin indicios, las y los buscadores principales fallecen y heredan la encomienda a sus descendientes.
En el contexto del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, conmemorado ayer, María Ángeles Rodríguez narra a La Jornada: mi mamá murió sin haber encontrado a mi hermano y me dejó la gran tarea de seguir buscando a Rafael. Por eso sigo aquí. Estamos perdiendo a las primeras generaciones por tanto dolor y angustia
.
Recuerda conmovida que antes hacía equipo con su mamá para no descuidar las labores de búsqueda de su hermano. Ella cuidaba a mis hijos y yo buscaba a su hijo, pero ahora todo lo debo hacer sola
.
Cuenta que su hermano, chofer de un autobús de línea comercial, desapareció junto con un compañero de trabajo y 30 pasajeros en Tamaulipas en marzo de 2010. A más de 14 años, sólo hay inacción de las autoridades en el caso.
Con las autoridades tenemos todo perdido; no hay avances. Como familiares hemos hecho búsquedas en campo, pero desafortunadamente nos hemos llevado muchos sustos, porque es la parte más difícil del estado, en la Ribereña, identificada como zona de desapariciones continuas
, denunció.
Me dejaron sola
Hace poco más de dos meses, Susana, una joven triqui con discapacidad intelectual, visitaba a unos amigos junto a su madre Juana en Indios Verdes, Ciudad de México, pero al salir del lugar se adelantó y desde esa ocasión se desconoce su paradero. Un día después, su familia presentó una denuncia por desaparición en la fiscalía capitalina, donde los ministerios públicos no le brindaron ninguna ayuda.
Nada más abrieron la carpeta de investigación y hasta ahí quedó. Me dejaron sola, no han hecho nada
, relata Juana, quien precisa que su hija sólo habla triqui, además de que debido a su condición es como una niña de tres años, sólo dice mamá. No sabe pedir ayuda y a lo mejor donde está ahorita quiere regresar, pero como no sabe hablar, no puede
.
Javier Barajas comparte que tras la desaparición de su hija María Guadalupe, el 29 de febrero de 2020, su hijo Francisco fue asesinado por emprender su búsqueda. Los presuntos autores del crimen, dice, son integrantes del grupo delictivo Santa Rosa de Lima en Salvatierra, Guanajuato. A raíz de esto, su familia fue desplazada a otra ciudad.
Pese a los crímenes, fueron absueltos los presuntos responsables de la desaparición de la joven, cuyos restos fueron hallados en una fosa clandestina en un predio en el barrio de San Juan, en el que se localizaron 80 cuerpos.
En el estado hay una gran impunidad y mal trabajo por parte de fiscalías y el Poder Judicial. No hacen su trabajo como debe ser, desgraciadamente, ellos se venden al mejor postor
, sostuvo.
Carolina Gómez y Jessica Xantomila
Fuente: La Jornada