El voto electrónico pone freno de mano a seguir con la innovación y utilización de nueva tecnología en los procesos electorales.
El voto electrónico es una de las pocas buenas noticias que contiene el plan B de la reforma electoral; sin embargo, en lugar de avanzar hacia ello pone un “freno de mano” a la experiencia que ya se tiene en ese ámbito, comentó la consejera electoral Carla Humphrey en entrevista con El Financiero.
“Sí, es una buena noticia que esté incluido, pero en este tema pone un freno de mano a seguir con la innovación y utilización de nueva tecnología en los procesos electorales”.
De acuerdo con el transitorio vigesimosegundo del paquete de reformas aprobadas, el Congreso tendrá que crear una comisión integrada por el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para diseñar un sistema de votación con base en nuevas tecnologías; la propuesta deberá presentarse en un plazo máximo de cinco años.
De acuerdo con la consejera, quien ha sido impulsora de esta modalidad de voto, la redacción de este artículo es muestra del desconocimiento de la experiencia que ya se tiene en la implementación de urnas electrónicas.
Criticó que desde el ámbito legislativo siempre que se quiere implementar alguna acción, se requiera partir de una comisión, y el plazo que dan incluso implicaría un atraso de 10 años para la implementación del voto electrónico.
Con ello, estimó que lo ideal sería “una redacción en la que se incluyera que el instituto pudiera presentar los lineamientos para que de manera gradual fueran introdujendo mecanismos seguros y confiables de votación, en los plazos que se señalaran”.
Recordó que el INE ya cuenta con un modelo de urna registrada ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (Impi), la cual se puede utilizar por vía remota, por internet, y también sin conectarse a internet. Es ligera, pesa cinco kilos, “es práctica, es fácil de utilizar y ya la conocieron los partidos políticos”.
Además, destacó que de quienes la han utilizado, más de 90 por ciento dice que es confiable o muy confiable.
Diana Benítez
Fuente: El Financiero