Kurdas encaran violencia fundamentalista en Irán

Las mujeres de Kurdistán destacan por ocupar papeles destacados en la política, la guerrilla y hoy encabezan las protestas por la muerte de Amini, de la que se cumple un mes hoy.

Hoy se cumple un mes de la muerte de Mahsa Amini, una jo­ven de 22 años que fa­lleció bajo custodia de las fuerzas oficiales en Irán, detenida por la Policía de la Moral por llevar mal puesto el velo y portaba “ropa impúdica”.

Amini era iraní, pero tenía su origen étnico en el Kurdis­tán, una nación que, desde la división de Oriente Medio en 1916, pactada por Francia e Inglaterra en el contexto de la primera Guerra Mundial, ha luchado contra el fundamen­talismo islámico.

No es casual que sea una mujer kurda el espíritu de la revolución ideológica y la li­beración femenina que se vive en Irán.

En el Kurdistán, la femi­neidad y el papel de la mu­jer son fundamentales para el desarrollo de su sociedad, muy distinto al pensamiento de otras culturas en la región. Ya desde 1909, Adila Khanum sucedió a su marido como go­bernadora de Halabja y jefa de la tribu Jaf, una de las más im­portantes del Kurdistán.

En la actualidad, las gue­rrilleras kurdas son icónicas al defender con las armas su territorio; sólo por poner un par de ejemplos, Nahida Ah­med Rashid y Aila Hama Amin Ahmed son personajes admi­rados en su sociedad, algo que en la región no es para nada común.

Una mujer soldado no imita un supuesto modelo masculino; está en su derecho el tomar las armas”, declaró Ahmed Rashid a Le Monde Diplomatique en 2015.

Y es que la imagen de la mujer que exporta el Oriente Medio no es la del empodera­miento que se promueve en el Kurdistán. Como relata en sus crónicas el periodista especia­lizado en la región, Leandro Albani: “Según las imágenes difundidas por el mundo oc­cidental, ellas sólo saben ser sumisas, hacerles reverencias a los hombres y bailar eró­ticamente como odaliscas, mientras ellos se regocijan en suntuosos harenes.”

Nada más alejado de la lucha de las mujeres. Los me­dios occidentales no hablan de las incesantes luchas de las mujeres para establecer una equidad social con los hombres, las mujeres kurdas le respondieron a esa cultu­ra machista, enfrentándose a sus propios camaradas de ar­mas, ganando así puestos de mando en la lucha guerrillera”, expresó.

EN LA MIRA POR LUCHAR

Ser revolucionaria ha sido una responsabilidad enorme. Las mujeres que decidieron romper el fundamentalismo se encuentran en constante peligro. Sakine Cansız, Fidan Doğan y Leyla Saylemez, tres rebeldes líderes del Kurdistán, fueron asesinadas en París en enero de 2013; el atacante te­nía nexos con la inteligencia de Turquía. Ni lejos de su te­rritorio están en paz.

La ola de arrestos comen­zó en Kurdistán, poco des­pués del funeral de Mahsa Amini”, dijo Asieh Amini, una autora y activista por los dere­chos de las mujeres que vive exiliada en Noruega.

Según cifras de la organi­zación Iran Human Rights, al menos 233 personas han per­dido la vida durante las pro­testas. Algunos son arrestados de forma arbitraria en sus hogares o lugares de trabajo después de que las autorida­des ordenaran practicar “de­tenciones preventivas”, según denuncia el Centro para los Derechos Humanos en Irán.

Leandro Albani cuenta so­bre su entrevista con Harum, un comandante del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), quien le dijo: “En Me­dio Oriente hay un proverbio que dice que la mujer tiene su nombre, pero no existe. En las sociedades originarias de las cuales venimos nosotros, no había Estado Nación, y la mu­jer participaba naturalmente de la sociedad. La mujer que participa en nuestra lucha in­surgente prueba que existe y como ser humano, es un actor activo como todos”.

Actualmente, mujeres de todas las edades han salido a las calles para cortarse el ca­bello o quitarse los velos pú­blicamente en Irán y, como lo decía Harum, con ello le re­cuerdan al mundo que existen y son un agente activo de su sociedad que clama por justi­cia para Mahsa Amini y por te­ner derechos para ellas y sus futuras generaciones.

ANTE LA LEY

En materia de igualdad de género, la Constitución de la República Kurda reconoce la igualdad entre hombres y mu­jeres, el derecho de ellas a sa­lir de casa y a participar en las actividades políticas.

Esto, como lo explica la especialista Soheila Ghaderi Mameli en su texto Situación de las mujeres kurdas, les permitió luchar de forma acti­va en la Revolución de 1979 en Irán, luchando contra la inva­sión de la República Islámica a los territorios del Kurdistán, cuyo derecho de autonomía lo obtuvieron en enero de 1946.

Además, algo que hasta hace muy poco era impensa­ble en las naciones islámicas, en 2011 el Gobierno Regional del Kurdistán de la región au­tónoma en Irak instauró la lla­mada Ley 8, que combate la violencia doméstica, y aun­que la falta de escuelas en la región, así como la pobreza y la represión de Estados como Turquía no permiten el desa­rrollo social y fomenta, por ejemplo, el matrimonio pre­coz de las kurdas, es una po­blación que ha transformado la forma de ver a la mujer des­de el punto de vista del Islam.

No obstante, aunque las leyes de los kurdos en sus comunidades autónomas son muy claras en cuanto a la igualdad, su condición de nación sin Estado los lleva a estar dispersos en varios paí­ses, como Turquía, Siria, Irak e Irán, por lo que sus costum­bres se supeditan a las reglas de otros gobiernos.

Ya desde 2008, Amnistía Internacional se pronunció al respecto.

La Constitución iraní ga­rantiza la igualdad de todos los iraníes ante la ley. Pero, como muestra nuestro infor­me, ésta no es la realidad de los kurdos en Irán.

En cambio, el gobierno iraní no ha tomado medidas suficientes para eliminar la discriminación ni poner fin al círculo vicioso de la violencia contra las mujeres y castigar a los responsables”.

MIGUEL ALEJANDRO RIVERA

Fuente: Excelsior