Álvaro Aragón Ayala
La oposición estatuye descalificativos a Juan de Dios Gámez Mendívil para restarle credibilidad y nivel a su ejercicio como presidente municipal de Culiacán, pero en honor a la verdad, una medición sin identidad ideológica, otorga una calificación más que aceptable, así, a secas, a sus primeros casi seis meses de gestión si se considera que recibió un municipio accidentado.
El martes el alcalde de Culiacán rindió su Primer Informe de Labores en un escenario con nuevos aires que los amanuenses intentaron constreñir al intercambio de halagos, que, si bien no le resta importancia a su trabajo, sí hacen difícil que la sociedad valore el esfuerzo de Juan de Dios, que para algunos analistas serios gobierna uno de los municipios más difíciles por el fenómeno de inseguridad.
De Mendívil hay mucho que destacar. Es plausible que haya aprendiendo con prontitud el ejercicio de la función pública administrativa, lo cual le han permitido realizar obras al nivel del presupuesto del que dispone y desarrollar programas innovadores que son recibidos con agrado por los culichis que reclaman, obvio, más apoyos a la inversión privada y paz y tranquilidad.
Calificar o medir el trabajo de casi seis meses de gobierno de Juan de Dios Gámez Mendívil es una tarea interesante, pues, para poder desprender una evaluación profesional, de altura, hay que colocarlo en la mesa de las comparaciones con otros alcaldes de capitales de los estados del país y medirlo en los patrones nacionales e internacionales en materia de violencia, inversión pública y privada, grado de aceptación empresarial y social, etc.
No es suficiente entonces una valoración ranchera, localista, del trabajo del alcalde, por cuanto a que Culiacán y Sinaloa están inmersos en el mapa nacional y mundial. Una calificación de 9 concuerda con la realidad. Destaca la ganancia en puntaje en materia de seguridad que le otorga a la capital el Índice de Paz México 2022, elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP).
Juan de Dios Gámez Mendívil trabaja para que la sociedad recobre la confianza en el gobierno y para, en el ámbito de sus atribuciones preventivas, llevar paz y tranquilidad a las familias. Las estadísticas más serias dan cuenta de la titánica labor. Culiacán está por salir del rango de las 50 ciudades más violentas del mundo, estigma heredado de los gobiernos neoliberales del PRI que cedieron a los poderes fácticos la capital del estado.
Si hay algo que recoger del Primer Informe de Gobierno es la calificación de 9 puntos que le otorgó el gobernador Rubén Rocha a Juan de Dios Gámez Mendívil y la advertencia que lanzó el mandatario a quienes ostentan el poder para que “no andemos con fingimientos, con simulaciones e hipocresías” en el ejercicio de gobierno, discurso que caló hondo.