La gentrificación suele ser percibida como el desplazamiento de habitantes de ciertos sectores ligados a la pobreza, pero esto no es un equivalente, ya que es una renovación de espacios urbanos, creando nuevas infraestructuras y equipamientos, elevando el precio del suelo y haciendo estas zonas más atractivas para inversión, explicó investigadora de la Facultad de Arquitectura (FAUAS) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
Sylvia Cristina Rodríguez González indicó que, la población suele tener una connotación negativa de este término, por ser un equivalente a la especulación urbana, un tema centrado en la elevación de costo de suelo, haciéndolo asequible solo para los que lo pueden adquirir, generalmente grandes empresas.
“A partir del proceso de globalización, se ha dado con las grandes marcas, sabemos que hay sectores, por ejemplo, donde se establecen grandes empresas que es donde se dan desarrollos muy puntuales”, informó.
Un ejemplo claro de gentrificación son los llamados Pueblos Mágicos, siendo estos atractivos principales, en donde los residentes prefieren vender o hacer fideicomisos con extranjeros para que estas se vuelvan segundas residencias o parte del atractivo turístico por hoteles, comercios, restaurantes.
La doctora comentó que esto se está llevando al ambiente urbano con los denominados Barrios Mágicos, espacios dentro de la ciudad que son atractivos turísticos, pero que caen dentro de una burbuja en donde se limita al turista a solo ese sector, omitiendo sus alrededores por la falta de infraestructura e inversión.
“Sin embargo, seguimos con el mismo concepto de la burbuja turística (…) delimitaciones muy puntuales, y saliendo de la delimitación, en nuestro caso Paseo del Ángel, no pasamos de tres manzanas, de ahí salimos de ese entorno y vemos lo que es el deterioro, el abandono del centro”, mencionó.
Asimismo, destacó que es necesario una actualización de planeación urbana, ya que aún se continúa guiando por una planeación sectorial, sin embargo, se están generando subcentros urbanos, los cuales no están plasmados en la planeación por lo que no es posible tener una regulación.
“Ahora tenemos una serie de plazas, macro plazas, que determinan estos subcentros que son generadores de empleos, concentradores de ello, por lo tanto, una derrama económica que va ligada entre lo formal e informal (…) realmente necesitamos actualizar nuestros planes y considerar procesos urbanos que se han dado”, concluyó.