A finales de los años 90 se inició una investigación en el Reclusorio Norte por la fuga de un reo, quien luego de su recaptura contró la hazaña de su fuga.
José Alfredo Cervantes, a quien apodan el “Traga Balas” o “El Fugas“, es un ex convicto que se escapó de varias cárceles en México con historias increíbles y que hasta parecen sacados de una película de acción, o de una serie de crimen y misterio para las plataformas de streaming.
“El Traga Balas” estuvo preso por el delito de homicidio y robo, como lo contó en el canal de YouTube de Gusgri, por lo que tuvo que pagar alrededor de 30 años, hasta que le dio cáncer de colon y salió en libertad. Su primera incursión a las cárceles de México, fue luego de agarrarse a balazos con su comandante en la policía judicial.
Su primera vez en prisión
Supuestamente su comandante lo involucró en cosas y actos que van en contra de la corporación, específicamente en conflictos de corrupción, por lo que le reclamó para obtener su tajada, pero ante la negativa, decidieron desenfundar sus armas. Apenas tenía 2 años y medio en la policía.
“Tengo un balazo a la altura del corazón, entrada y salida; uno en la pompa, y uno en la pantorrilla, era una esquirla de rebote, me estaba desangrando”, aseguró. Uno de sus abogados demostró que sus acciones fueron por temor fundado a su vida, y en defensa propia. Su sentencia fue de homicidio simple intencional, de apenas 12 años con 6 meses. Ingresó en 1993 al reclusorio.
Aunque fue una experiencia dura por estar entre homicidas y violadores, el hecho de que se le conociera como el mata policías le sirvió para esquivar rencillas por los reos, y luego pidió su cambio hacia un bloque donde estaban todos los ex funcionarios y ex policías, donde estuvo mucho más tranquilo.
Su escape metido en una maleta
A los 5 años, en el 98, aproximadamentes, decidió que ya era momento de salir del Reclusorio Norte, así que se puso a estudiar el sistema de seguridad penitenciario, y vio una posibilidad de irse en una maleta que su ex esposa metió a la prisión con peluches y otras cosas durante varios meses a manera de ensayo.
“Me ayudó mi ex mujer que en paz descanse. Me metí en una maleta, claro que nos preparamos, tanto ella físicamente con pesas, y yo en el escapismo. En el hecho de meterme en una maleta, tomar respiraciones, bajar de peso. Pesaba 75 kilos, llegué a pesar 50 para que ella pudiera sacarme sin mostrar mucha fuerza”, fueron las palabras que usó a manera de introducción.
Era una maleta de rueditas donde estuvo en una posición fetal, muy rígido, y para que no se dieran cuenta los guardias, hicieron algunos esfuerzos físicos. El plan fue a mediano plazo, y tenían bien estructurado el plan, por lo que nadie sospecho nada con el paso de los días. Su plan fue durante la mañana, desde la visita conyugal, y fueron largos 35 minutos hasta la salida.
Parte importante de su plan fue la corrupción adentro del penal, pues le permitían pasar a su esposa con la maleta a cambio de una propina. Incluso en algún momento dejaron de revisarla por la confianza que había con los guardias, razón por la que nunca se percataron del contenido de la misma.
Al otro día salió en las noticias, y luego catearon las casas de sus familiares, intervinieron teléfonos y tuvieron muy bien vigilados todos sus movimientos por si en algún momento se comunicaban o se reencontraban con él. Se trasladó de inmediato a Zapopan, en el estado de Jalisco y estuvo más de un año., pero el Grupo Especial de la CDMX lo localizaron.
Estaba en su departamento y cuando iba a salir compras del supermercado. Llegaron varias unidades como parte de un operativo para recapturarlo, y lo trasladaron a la Procuraduría de Zapopan. Regresó al Reclusorio donde habían detenido a 80 de los custodios y otros miembros de la dirección, por lo que vivió tortura.
Gustavo Azem
Fuente: El Heraldo de México