La narco economía sinaloense a propósito del Narco Museo 

Alvaro Aragón Ayala 

Para la vieja y nueva izquierda, no es difícil concretizar una tesis sobre la narcoeconomía de Badiraguato y el veto al Museo del Narco, y la influencia que ha tenido y que tiene el dinero sucio o «lavado» en el crecimiento económico de Sinaloa. La inversión narca evitó la oaxacanización de Sinaloa y lo colocó en el escenario nacional como un estado en permanente desarrollo. Del libro “Elogio del Crimen”, de Carlos Marx, se recoge el siguiente párrafo:    

“EI filósofo produce ideas, el poeta poemas, el cura sermones, el profesor compendios, etc. EI delincuente produce delitos. Fijémonos un poco más de cerca en la conexión que existe entre esta última rama de producción y el conjunto de la sociedad y ello nos ayudará a sobreponernos a muchos prejuicios. El delincuente no produce solamente delitos: produce: además, el derecho penal y, con ello, al mismo tiempo, al profesor encargado de sustentar cursos sobre esta materia y, además, el inevitable compendio en que este mismo profesor lanza al mercado sus lecciones como una «mercancía». Lo cual contribuye a incrementar la riqueza nacional…”. 

LA IMAGEN DE UN SINALOA NARCO 

La prohibición de facto del proyecto de construcción de un Museo del Narco en Badiraguato impedirá el flujo del turismo visual a la tierra de personajes que han cobrado triste fama por su incursión en el negocio de las drogas ilícitas, pero no borrará la impresión colectiva, más allá de las fronteras, que se tiene de Sinaloa ni frenará la cultura o subcultura del narco ni obstruirá la circulación del narco dólar que contribuye al desarrollo de la entidad. 

El veto del gobierno de Rubén Rocha Moya a la edificación de un museo en el que se exhiba el origen y muerte y presencia de narcos en Badiraguato, con expansión a todo lo largo ancho de Sinaloa, y varias entidades del país y del mundo, tiene como propósito impedir la reconcentración de la atención nacional e internacional en Sinaloa como un narcoestado que hace apología del delito. Un narcomuseo aportaría “valor agregado cultural” al crimen organizado y mandaría la lectura del reconocimiento político-social a la práctica de esta actividad delictiva. 

El presidente municipal de Badiraguato, José Paz Elenes, anunció la construcción de un Museo en el que se incluya una sección del narco. “No podemos negar nuestra historia, tenemos que reconocerla… es posible que podamos tener un museo del narcotráfico, no estamos cerrados a ningún tema, todos los temas vamos a escuchar”. 

A través de Twitter, el mandatario estatal se refirió al proyecto propuesto por el alcalde y lo vetó: “No comparto en lo absoluto, y rechazo enfáticamente, la idea de construir un museo del narcotráfico en Badiraguato. El municipio en el que nací, se distingue históricamente por la vocación de trabajo, la bondad y la lealtad de su gente. Esos valores característicos prevalecen sobre cualquier insidia que busque estigmatizar esta noble tierra». 

EL DELINCUENTE PRODUCTIVO 

En su obra Elogio del Crimen, Carlos Marx, planteó que “el delincuente produce, asimismo, toda la policía y la administración de justicia penal: esbirros, jueces, verdugos, jurados, etc., y, a su vez, todas estas diferentes ramas de industria que representan otras tantas categorías de la división social del trabajo; desarrollan diferentes capacidades del espíritu humano, crean nuevas necesidades y nuevos modos de satisfacerlas. Solamente la tortura ha dado pie a los más ingeniosos inventos mecánicos y ocupa, en la producción de sus instrumentos, a gran número de honrados artesanos…” 

EL NARCOTRÁFICO DEL BIENESTAR 

Un ejercicio memorioso, en retrospectiva, prefigura una oaxacanización de Sinaloa, un estado en extrema pobreza sin la existencia del narcotráfico, el cual promueve directa o indirectamente escalas o formas de inversión, consumo, empleo y distribución del ingreso. Estudios sobre la influencia del narco y sobre la narcoeconomía, establecen que el dinero derivado del tráfico de estupefacientes se convirtió en esperanza de salida de las condiciones económicas deprimidas para empresarios y comerciantes (como socios y compradores); para campesinos en ruinas; para municipios con presupuestos públicos deficitarios…”. Imposible negarlo: en la sierra, pueblos y ciudades los cárteles de la droga mantienen a sus tropas, cuidando sus intereses, ejerciendo un cuasigobierno que mantiene una “Pax Narca” en acuerdo con el gobierno legalmente constituido. 

LA ECONOMÍA CRIMINAL 

Un amplio artículo publicado por el Instituto de Estudios Jurídicos de la UNAM, titulado ECONOMÍA CRIMINAL Y LAVADO DE DINERO   refiere al narcotráfico como el núcleo duro y el eje estructurante de una economía criminal que coexiste y se entrelaza con la economía formal o legal y con la economía informal pero no ilícita, sin que entre ellas existan separaciones completas, y sí en cambio interrelaciones, límites borrosos y zonas grises (esta circunstancia restringe la lucha contra el tráfico, al resultar cada vez más dificultoso delimitar precisamente las tres economías y ubicar exactamente dónde termina una y empiezan las otras). 

“Los principales grupos a los que el narcotráfico crea o mejora -directa e indirectamente- las posibilidades y niveles de empleo, ingreso y modo de vida, son los siguientes: a) Campesinos; b) Laboratoristas; c) Transportistas; d) Traqueteros (representantes de los narcotraficantes en Estados Unidos y otros mercados de exportación); e) «Mulas» o «burros» (hombres y mujeres correos, que llevan droga en vuelos comerciales entre ciudades y países); f) Sicarios, profesionales de la violencia (seguridad, defensa, ataque); g) Jóvenes disponibles para todo; h) Abogados para la representación y el consejo legales en problemas y conflictos suscitados por el tráfico clandestino y las inversiones lícitas; i) Contadores para registro y control de los ingresos, expertos financieros; j) Intelectuales, comunicadores, periodistas, escritores, profesionales de las ciencias humanas y sociales, expertos en relaciones públicas, para la defensa y apología del narcotráfico y sus jefes; k) Empleados en las redes de inversiones, propiedades y empresas legales de los narcotraficantes; l) Empleados en actividades comerciales y profesionales que satisfacen la demanda de bienes de consumo y servicios de los narcotraficantes, arquitectos, decoradores, médicos, veterinarios, choferes, modelos, deportistas, etcétera; m) Empleos e ingresos complementarios, provistos por un narcotráfico captador y corruptor de conciencias y voluntades, a políticos, gobernantes, administradores, legisladores, jueces, funcionarios aduaneros y fiscales, policías, militares, involucrados por sus responsabilidades y tareas en acciones y decisiones referentes al narcotráfico; n) Personal involucrado en las actividades de prevención y rehabilitación de drogadictos y en la represión de traficantes y consumidores…”.