Alvaro Aragón Ayala
La “reconsideración” política de Mario Zamora Gastélum, quien entró a una fase de alineación y respeto público hacia el gobernador Rubén Rocha Moya, abrió la coyuntura para que la clase priista refractaria a Alejandro -Alito- Moreno Cárdenas y el segmento de ciudadanos tricolores pegados a Jesús Aguilar Padilla y Quirino Ordaz Coppel tomen el control del proceso de elección de la dirigencia estatal del PRI.
Mario Zamora Gastélum diseñó un ingenuo proyecto para el apoderamiento de la dirigencia estatal del PRI-Sinaloa, en el que pretende (¿o pretendía) instalar a uno de sus incondicionales para que lo apoyara en su reelección como Senador de la República. Zamora incorporó a su plan a quienes él identificó como antirochistas y antiaguilaristas, orientando la percepción de que esas corrientes y otras más que se mueven al interior del PRI quieren controlar la dirigencia estatal del tricolor para ponerla a disposición de Rubén Rocha o la Cuarta Transformación.
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El Senador de la República convenció a sus seguidores que el presidente del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, apoyaba su Proyecto PRI-Sinaloa, el cual, decían, tendría como objetivo principal construir un priismo de contrapeso al gobierno estatal, pero ocurrió un insólito encuentro de Mario Zamora con el gobernador y la opinión personal del legislador federal tuvo un viraje sorprendente.
Durante su campaña en pos de la gubernatura, por la vía PRI-PAN-PRD, en la que fue derrotado por Rubén Rocha, abanderado de Morena-PAS, el legislador federal sembró la percepción de que su opositor electoral era apoyado por el narco y prosiguió con el cultivo de esa idea después de las elecciones. Se llegó al extremo de pregonar que en Sinaloa privaba un narcogobierno.
Obviamente, por la naturaleza de la osadía, del calibre de las acusaciones, entre la clase política de todos los partidos se fue alimentando la sensación de que sería el propio Rocha Moya, sin ser del PRI, el más interesado en que el Senador y sus aliados, que son minoría, queden fuera de la contienda por la dirigencia de ese partido hasta ahora domeñado.
En días pasados, Mario Zamora se reunió con el gobernador, quien después acudió a una celebración privada de la familia Zamora-Esquer. Posteriormente el Senador asistió al Congreso Local con motivo de la rendición de cuentas/Tercer Informe de Rocha Moya y se le vio seguro y contento conviviendo con la clase política morenista, opinando bien del mandatario estatal
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