El Heraldo Digital analizó el tenso panorama entre México y EU junto al experto Julio César Peña Vega: la crisis de fentanilo es un grave problema binacional, pero no todos piensan así.
El secuestro de cuatro estadounidenses y la muerte de dos de ellos en Matamoros, Tamaulipas (noreste), en un caso que provocó tensión entre México y Washington. Del lado estadounidense, las voces más reaccionarias se unieron para pedir que los cárteles de crimen organizado fueran denominados como terroristas y se invadiera México para acabar con ellos, pero ¿es esto posible?, ¿es la mejor solución a este grave problema? Como pasa con todas las interrogantes complejas, las respuestas también lo son.
Las autoridades mexicanas hallaron el martes 7 de marzo a dos de los estadounidenses sin vida, uno herido y una mujer ilesa. Los supervivientes fueron entregados a autoridades estadounidenses ese mismo día y el jueves fueron repatriados los fallecidos.
No hay claridad en el tema
En entrevista para El Heraldo Digital, el experto Julio César Peña Vega, maestro en estudios México- EU por la UNAM y licenciado en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey, aseguró que el tema produjo mucha especulación cuando ni siquiera está claro qué implicaría la entrada de uniformados estadounidenses a nuestro país.
“Lo podemos imaginar como la entrada de un ejército a territorio nacional o se puede ver como una participación más activa con agentes de seguridad… Depende de cómo se le maneje y evidentemente la misma ambigüedad del término, se presta a que se politice de manera exagerada”, opinó.
Sería un escenario catastrófico
Julio César explicó que una injerencia de este tipo en México tendría graves consecuencias económicas y sociales para el país. Incluso la sola presencia de agentes estadounidenses en nuestro territorio para cuestiones de inteligencia podría dañar la relación bilateral y desencadenar un impacto negativo en la economía y la industria mexicanas.
Además, podría causar roces políticos y más inseguridad, y afectaría no solo a México sino también a Estados Unidos, especialmente a ciertos estados fronterizos que tienen una interdependencia monetaria muy fuerte con México.
Peña sostuvo que estas ideas se sustentan en su doctrina de seguridad ampliada, la cual surgió después del 11 de septiembre con el atentado contra las Torres Gemelas y promueve la movilización temprana para evitar que las amenazas lleguen al territorio estadounidense.
Esta doctrina se ha utilizado para tomar acción en diferentes países, como Afganistán e Irak, con el objetivo de establecer gobiernos cercanos a Estados Unidos y promover ciertos valores democráticos. Sin embargo, estas iniciativas han terminado en conflictos armados y no se han logrado construir instituciones fuertes y estables.
“Nos da esa lección… Estas intromisiones no llegan a ser eficientes en sus objetivos y representan un gasto de presupuesto muy grande y representa un número elevado de muertes por parte de Estados Unidos pero también por parte de la población civil… Lo que origina es un conflicto mucho más abierto y un incremento de la violencia… Genera lo que se busca reducir”, reflexionó.
Estados Unidos comparte responsabilidad en el problema
El 10 de marzo, el embajador estadounidense en México, Ken Salazar, dijo en rueda de prensa que Washington no descansará “hasta que los culpables enfrenten a la justicia”. Y la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, ha pedido a México “hacer más” contra el tráfico de fentanilo, a menudo mezclado con drogas legales sin que el consumidor lo sepa. La producción y tráfico de dicha sustancia (50 veces más potente que la heroína) es controlado por cárteles mexicanos con precursores químicos provenientes de China.
Sin embargo, esta problemática no atañe sólo a México, pues Peña Vega considera que “no hay un control de este consumo en su país… El gobierno no ha sido eficiente porque no ha podido frenarlo… México es responsable en cierta medida como Estados Unidos, este último tiene que buscar un mayor control de flujo de armas”.
El maestro de la UNAM también elaboró que el problema de la proliferación y aumento del poder de los grupos criminales en México está estrechamente relacionado con la falta de regulación de la venta de armas y el enfoque del problema de drogas, el cual es tratado como un asunto de seguridad en lugar de un asunto de salud pública.
Opinó que Estados Unidos tiene parte de la culpa en esta situación, ya que la posesión de armas está explícitamente garantizada por la Constitución y esto ha creado un limbo legal que permite la facilidad de acceso a las armas y su flujo hacia México. Y aun cuando el gobierno de Estados Unidos ha intentado regular la venta de armas, su ejecutivo no tiene la capacidad completa para hacerlo, ya que sería un conflicto constitucional entre los estados y el gobierno federal.
Esta situación ha llevado a que los grupos criminales tengan una capacidad de poder que incluso supera a la de las agencias de seguridad mexicanas en algunos casos, lo que ha quedado evidenciado en su demostración de fuerza en el secuestro de cuatro ciudadanos estadounidenses.
EU sí ha invadido a México
Esta cuestión no es nueva en el pasado Estados Unidos ha intervenido militarmente en México en varias ocasiones. Una de las más significativas ocurrió en 1846, cuando declaró la guerra a México y las fuerzas estadounidenses invadieron territorio mexicano y finalmente ocuparon la Ciudad de México en 1848.
Otra importante ocurrió en 1914, cuando el presidente estadounidense Woodrow Wilson ordenó la movilización de efectivos en Veracruz en respuesta a un incidente en el que soldados mexicanos detuvieron un barco suyo. Esto duró varios meses y resultó en la muerte de numerosos soldados.
Además en 1916, mientras Villa estaba en guerra con el gobierno mexicano, su grupo atacó la ciudad de Columbus, Nuevo México. Esto llevó al presidente Wilson a enviar tropas para perseguir a Villa en México en una expedición militar conocida como la “Expedición Punitiva”.
¿Unidos vs México?
Y es que no sólo los republicanos se han sumado a esto, Vicente González y Henry Cuéllar, representantes demócratas de Texas, han solicitado que los grupos criminales mexicanos, también conocidos como cárteles, sean incluidos en la lista de grupos terroristas extranjeros. Esta lista ya contiene grupos como Al-Qaeda y otros grupos del Medio Oriente. El senador republicano Lindsay Graham ha apoyado una idea similar, que aunque no son iguales, contemplan puntos muy similares.
Al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador calificó esa iniciativa de “prepotente” y de ser una falta de respeto a la soberanía nacional. También llamó “mequetrefes” a los congresistas que plantearon la propuesta. “Ese no es el camino, el de la amenaza, el del sometimiento, el de la invasión, ¿qué se creen estos mequetrefes, intervencionistas, prepotentes? A México se le respeta”, dijo.
El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, secundó a López Obrador en un texto publicado en el diario estadounidense The Wall Street Journal. “Somos un socio clave de Estados Unidos y debemos ser tratados con respeto“, escribió Ebrard en respuesta a un artículo de opinión donde el exfiscal general estadounidense, William Barr, apoya vulnerar las instituciones mexicanas.
A nadie conviene esta discusión
Lo cierto es que hay un problema de seguridad en México relacionado con el combate a los cárteles y su actividad que también afecta a EU, pero una intervención no convendría a ambas partes, por lo que el gobierno estadounidense ha tratado de disminuir la tensión, al igual que López Obrador como el canciller Marcelo Ebrard, quienes han mencionado que existe la cooperación en la lucha contra el tráfico de drogas y armas en la frontera. Por su parte, EU ha aplicado mecanismos como la ley Kingpin para congelar los activos de los líderes y grupos criminales involucrados.
Peña Vega comentó que aunque parece un tema del pasado, desde la década de los 90 resurgió de la mano de varios analistas, quienes refirieron que México podría caer en ingobernabilidad a causa del narcotráfico y eso representaría una amenaza para EU, por lo que se amerita una incursión militar e incluso se barajó la división territorial del estado mexicano.
La idea ha vuelto a resonar no sólo por el secuestro de los ciudadanos estadounidenses, sino también por la crisis de salud que tiene Estados Unidos con lo del fentanilo, pues de acuerdo a cifras oficiales, durante el periodo de 2019 a 2021, se registró un aumento del 94% en las muertes por sobredosis de fentanilo, y se estima que cerca de 200 estadounidenses pierden la vida cada día debido a su consumo.
Pero el catedrático de la máxima casa de estudios señaló que todo se ha centrado en ciertos aspectos y se olvidan de la interdependencia económica de los dos países, la cual se vería muy afectada en caso de romper de esta manera.
Recientemente, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, afirmó a su homólogo mexicano, Marcelo Ebrard, que la cooperación en seguridad es “una prioridad”, dijo este martes un portavoz del Departamento de Estado, en medio de llamados a actuar contra los cárteles y el fentanilo en México.
“Ambas sociedades sufren y padecen las consecuencias de este fenómeno de consumo, producción y distribución de drogas y también de armas, por lo que el debate debe de estar entre los dos países, que tienen nexos muy fuertes”, analizó el experto Peña Vega.
Un tema preocupante que no se debe dejar de seguir
Un despliegue armado no está descartado y el tema será recurrente, especialmente durante la carrera electoral en Estados Unidos. Peña Vega sostiene que la preocupación es que estas tensiones dañen la relación de cooperación entre los países por lo que los gobiernos deben ser activos para resolver esta situación. Aunque no es una amenaza inminente, esto debe ser discutido para llegar a buenos términos.
Julio César tampoco considera que los argumentos de EU sean del todo cierto, pues aun cuando el crimen organizado tiene fuerte presencia en su perspectiva, no se puede decir que todo el gobierno mexicano es un “narcoestado”, pero sí hay evidencia de corrupción y la influencia de estos grupos en las decisiones políticas locales.
Consideró que hay ciertas denominaciones, como “Estado fallido” o “Estado terrorista”, que se utilizan en la retórica política y reducen toda la dimensión de lo que es un estado en su control económico, político y social. Por lo que es un tema laberíntico y multidimensional que requiere un análisis de diferentes disciplinas.
La denominación de las organizaciones como terroristas extranjeras es el punto clave en la discusión actual y en todo lo que viene en el futuro, pues si alguna organización no sólo mexicana, sino latinoamericana fuera incluida en esta lista, el gobierno estadounidense podría tomar medidas judiciales y económicas en su contra, así como revisar la relación de figuras políticas del gobierno con dichas organizaciones. Actualmente, no hay grupos criminales latinoamericanos en esta lista.
“Eso es lo importante… De avanzar, sería un paso más a tensar la relación de cooperación de los países y hay que estar muy alertas a cómo procede esta cuestión y expectantes para ver si lo retoman en la carrera electoral siguiente”, concluyó.
¿Se resolvió el caso de secuestro?
Autoridades mexicanas detuvieron a cinco personas sospechosas de haber participado en el secuestro de cuatro estadounidenses y en la muerte de dos de ellos en Matamoros, Tamaulipas (noreste). Se trata de los mismos cinco hombres que presuntos miembros del Cártel del Golfo (CDG) habrían abandonado en una calle de Matamoros y a quienes acusaron de haber cometido el rapto sin autorización de sus jefes criminales, informó una fuente de la fiscalía a la AFP. Los cuatro estadounidenses fueron secuestrados el 3 de marzo por supuestos integrantes del Cártel del Golfo. Según autoridades locales, estaban en Matamoros porque uno de ellos planeaba someterse a una cirugía estética.
Moisés Sánchez
Fuente: El Heraldo de México