Los petrograbados en el Ejido la Chicayota retienen las miradas de visitantes quienes se vuelven cómplices del Sol
Las Labradas, San Ignacio, Sinaloa. – Aquí están los años de historia que poco a poco se llevará el mar. En las Labradas la deidad solar hace de las suyas. Más en junio entre el 20 y el 23. Es el lugar para el solsticio.
Es un mágico esquema de rocas volcánicas que entrega con figuras geométricas un aparente retrato vaporoso de la bóveda celeste.
Son petrograbados. Rupestres claro. Petroglifos que datan de acuerdo al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México de hasta 3 mil años antes de cristo, aunque otros vienen de la época Aztatlán entre 750 al 1250 d.D.
Se llega fácil por la Culiacán-Mazatlán. En el kilómetro 51 aproximadamente antes del puerto es la vuelta a la derecha. Sí, se llega fácil, sobre todo si vienes acompañado de las buenas rolas de Yahir Durán y sus reminiscencias de Gabilondo Soler y Pedro Infante.
“Y luego verás que pasa la A con sus patitas muy abiertas al pasar, ahí viene la E alzando los pies…”
Los petroglifos atajan esos rayos que hacen sudar a chorros a quienes cada día los buscan entre las rocas y el mar.
El juego de encontrar es una maravilla, mientras los guardianes húmedos, los cangrejos de todos tamaños, se esconden ante las miradas que escudriñan aquellos restos de un lejano volcán.
José Corona, encargado de la zona de Las Labradas, platica orgulloso del sitio.
“Están viendo una concentración de rocas volcánicas y de río…la relevancia de la zona, la importancia, es porque hay en la pequeña distancia que van a recorrer 640 petrograbados registrados y aparte de eso se suman los que están en el mar”.
José tiende su amabilidad y explica.
“Y aquí era un lugar sagrado para las tribus. Era un centro ceremonial de las tribus. ¿De cuáles tribus? de la cultura de la época rupestre, de la cultura Aztatlán”.
Sin duda es un sitio sagrado. Las Labradas, maravilla por si sola con sus más de 640 petrograbados registrados. El sitio vibra de otra manera. Ajusta emociones. El astro solar “solsticia” almas. Aquí a pesar del sudor no es difícil convertirse en cómplice del Sol.