Alvaro Aragón Ayala
La conspiración política para intentar debilitar al Partido Sinaloense desprendiéndole, de acuerdo al plan, por la vía de la traición, alcaldes, regidores y diputados locales, es operada desde el Tercer Piso del gobierno estatal. Hasta ahora solo hay una cabeza visible de la conjura: Alejandro -“El Diablo”- Higuera Osuna, pero todos los caminos apuntan a Roma.
El ex panista, ex alcalde de Mazatlán y actual secretario particular del gobernador Rubén Rocha Moya se confabuló con quien desde el Tercer Piso busca que se “despeje” el camino político rumbo al 2024, pese al riesgo de un encontronazo. El secretario general de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, y «El Diablo» Higuera, hablan el mismo idioma.
La “asonada de la traición” no disminuye la fuerza territorial ni el avance ni el fortalecimiento del PAS, toda vez que no se llevan a la militancia ni vulneran la estructura de este partido. La «deserción» refleja únicamente el perfil de quienes al llegar al poder se olvidan de aquellos que los convirtieron en figuras públicas relevantes y que les dieron el respaldo para llegar a puestos de elección popular.
La felonía es operada por otro traidor: Alejandro -El Diablo- Higuera Osuna que desfondó al Partido Acción Nacional en el pasado proceso electoral y ahora pretende “reventar” a Morena sugiriéndole a los apostatas que soliciten su ingreso a sus filas, a sabiendas de que no tienen ningún futuro en el partido lopezobradoristas. Ahí ya no hay cupo para nuevas “corrientes políticas”. Por el contrario: las carreras políticas de los traidores quedarán canceladas.
La salida de las filas del PAS de la alcaldesa de Cosalá, Carla Úrsula Corrales Corrales, fue operada en el Tercer Piso con las mismas tácticas con la que se cooptó a los regidores del PAS, PRI y Morena a fin de que apoyaran al alcalde de Mazatlán, Guillermo -El Químico- Benítez, a principios de la administración municipal al hacer crisis la traición del edil al Partido Sinaloense.
Ahora los regidores que sucumbieron a los cantos de sirena o a la amenaza están arrepentidos, pues el presidente mazatleco los pisotea y se burla de ellos y “están atados de manos” para actuar ante los atropellos en que incurre “El Químico” Benítez. El alcalde usa a su arbitrio el presupuesto público y ahora también atenta contra los derechos laborales de 700 trabajadores de la comuna.
A la Carla Úrsula le ofrecieron las perlas de la virgen y su reelección por la vía de Morena en el 2024, por eso ruega que la acepten en las filas de este partido. En el trasfondo de la negociación para que abandonara al PAS se le garantizó que su esposo, el constructor José Luis Conde Mandueño, será privilegiado con la adjudicación de contratos de obras en el gobierno del estado, el ISIFE y otras dependencias y en algunos ayuntamientos morenistas.
La cesión de negocios para el marido de la presidente municipal sí es factible en los términos del tráfico de influencias, sin embargo, la reelección de Carla Corrales es un imposible. La hermana de la ex diputada del PRI, Francisca -Paquis- Corrales, carga con el estigma de la traición y quien traiciona una vez traiciona siempre. Quien renuncia a la lealtad nunca vuelve a recuperar ese valor perdido. En Morena no hay espacio para que ella ocupe alguna candidatura en el 2024.
La perfidia no sorprende a Víctor Antonio Corrales Burgueño y Angélica Díaz Quiñónez, presidente y secretaría general, ya que la ven como un “proceso natural” de quienes valoran y le tienen miedo al crecimiento exponencial del partido estatal rumbo al 2024. Alcaldes y diputados pasistas les han informado de ofrecimientos económicos y de “apoyo político adicionales” a cambio de que traicionen y hagan pública su deslealtad.
El PAS trabaja con los ciudadanos y con representantes de grupos y militantes del PRI y del PAN traicionados y relegados por lustros o décadas por los dueños de estos partidos. Son cientos de panistas y priistas que se están afiliándose al instituto político estatal, el cual les ofrece una opción real de que puedan llegar a ocupar cargos de elección del 2024. El miedo al partido estatal se refleja en la asonada ridícula.
Quienes se han ido del PAS, se han ido, pero solos. No se llevan la estructura del partido ni a ninguno de sus cuadros territoriales. Ningún partido se ve debilitado por el desprendimiento de los traidores; por el contrario, se liberan de esta pesada carga. La “renuncia” de Carla Úrsula Corrales nada más es un golpe mediático que pretende ocultar el fortalecimiento y la afiliación masiva de panistas y priistas al PAS. La conspiración no cadaveriza al partido ni lo desaparece del escenario político.