La tanatóloga Josefina García mencionó que lo las personas, cuando pierden a alguien, siempre se preguntan ¿y ahora qué vamos a hacer? “Es muy poca gente la que dice, ya tengo todo arreglado”.
Cuando un familiar muere sorprende a la familia, amigos e individuos cercanos que con el tiempo no saben cómo salir adelante y mucho menos superar el proceso, sin embargo, los mexicanos “están acostumbrados a lo que saben hacer, que es a dar”.
De acuerdo con Josefina García, tanatóloga y escritora, aclaró que el colocar las ofrendas “coloridas, con comida, vino es porque se les da la idea que les damos lo que ellos querían, lo que ellos pedían y eso llenan de gozo el corazón y también de tristeza porque recuerdas”.
“La ofrenda es un ritual amoroso, para recordar a alguien que amas y que has amado mucho tiempo”. Sin embargo, los mexicanos no están preparados para superar ese proceso, a pesar de que la celebran cada año.
En entrevista con Infobae México mencionó que se siente sorprendida porque nunca se imaginó que las personas iban a reaccionar bien con este libro.
“La ofrenda es un ritual amoroso, para recordar a alguien que amas y que has amado mucho tiempo”. Sin embargo, los mexicanos no están preparados para superar ese proceso, a pesar de que la celebran cada año.
Cuando alguien pierde a un ser querido es muy complicado que den por definido esta paz, muchas veces no lo suelta y esto fue lo que Josefina García vivió, el detonante que llevó a ayudarse a ella misma y a otro que vivían en su situación.
“Viví las muertes de mis padres y aunque ya tendría unos 56 años, es impactante. Después me quedó la idea porque mi papá no dejó preparada sus cosas. La de mi mamá si se prepararon porque lo platiqué con él y después fui viendo mis experiencias con otras personas”.
“La cosa más fuerte, a la hora de un deceso, era ¿y ahora qué vamos a hacer? Es muy poca gente la que dice, ya tengo todo arreglado”, comentó.
Durante el proceso de la pandemia sorprendió mucho a la tanatóloga, pues especificó que las personas entraban vivas y salían en cenizas, “eso me llevó a aterrizar el pensamiento”.
“Viví las muertes de mis padres y aunque ya tendría unos 56 años, es impactante. Después me quedó la idea porque mi papá no dejó preparada sus cosas. La de mi mamá si se prepararon porque lo platiqué con él y después fui viendo mis experiencias con otras personas”.
“Lo estábamos viviendo, los que perdimos un ser amado, los que no lo perdimos, los que nos enteramos de los amigos. Todo lo vivimos”.
“Vimos la desesperación, el despegue familiar y que ya no regresó, no me despedí y las historias desgarradoras. Entonces eso me hizo aterrizarlo”, confesó.
La conciencia que tuvo la tanatóloga, después de conocer los diferentes casos de varias personas, la hizo pensar también en las desapariciones, a aquellos que buscaban a sus hijos, “esto es mucho dolor, fuerza”.
Mientras que pasa el tiempo, determinó que una de las cosas que ayudó a la autora a encontrar el camino de dar amor como familiar porque “tú tienes el derecho de tu vida hasta el último momento”.
Algo de lo que cuenta la autora del libro Instrucciones para después de mi partida, es que a las personas no se prepara para despedir a un ser querido que muere, además mencionó que “va ayudando por pasos”.
“Cuando tienes a una persona enferma, que fallece, lo primero que haces es negarlo. Esa negación de ¿por qué a mí?, ¿por qué se murió? Luego entra el coraje, la ira. Después el aislamiento para que estés sumido en tu tristeza y de repente puedes hacer un regateo”. Si se recupera, hago tal, lo mismo que las personas que le piden a las figuras religiosas, “después lo aceptas y vas a recordar toda tu vida, lo que te dejó con amor”.
“Logras aceptar la presencia física que no va a estar, que te dejó un tesoro, unas instrucciones para ti”.
Durante su estudio de tanatología, la autora explicó el proceso por el cual pasó con su madre, ya que murió de Alzheimer.
“Es una enfermedad desconocida y aprender a cuidarla fue un proceso nuevo. En mi necesidad entré a un curso de cuidados y eso me ayudó y en lugar de que me sienta presionada valoro lo que si hice”. (Foto: Reuters)
“Es una enfermedad desconocida y aprender a cuidarla fue un proceso nuevo. En mi necesidad entré a un curso de cuidados y eso me ayudó y en lugar de que me sienta presionada valoro lo que si hice”.
A diferencia de su padre, que no dejó nada preparado, pero aún así con el simple hecho de saber que estuvo ahí le da fuerza, es aquí en donde menciona que uno debe de quedarse con lo que ofrece.
“No puedes dar todo, pero tú también puedes quedarte con el dolor de la pérdida, el enojo y el coraje de que no hay dinero, no puedes dar dinero, pero le diste un vaso de agua, lo bañaste un día, lo sacaste a tomar sol, le acariciaste la mano, eso es dar amor”.
Enfatizando que las personas si tienen ese momento en el que pueden brindarle a alguien cualquier ayuda, siendo eso el amor que va a recibir la otra persona.
Fuente: Infobae