En una escuela militar aprendió a usar armas y a odiar a la gente. El dinero fue lo que la convenció de entrar al crimen organizado.
Yaretzi está segura que los sicarios se hacen y no nacen, ya que afirmó que ella es un vivo ejemplo de dicha situación luego de formarse dentro de una escuela militar donde salió entrenada al aprender cómo usar las armas de fuego, además de ser instruida para odiar a toda la gente, reveló. “Yo me hice en la escuela militar. ¡En serio! Salí de ahí con el corazón hecho piedra, odiando a toda la gente. Bien raro. Como que en esas escuelas te enseñan a no querer a nadie”.
La sicaria conoció a “su patrón” dentro del narco en Ciudad Juárez, Chihuahua. Recordó que nunca fue como las jóvenes que se quedan en casa, a ella le gustó estar en la calle donde conoció al hombre que le ofreció trabajar en el narcotráfico, a su patrón como ella misma lo apodó. Aunque aquel hombre murió asesinado, aún lo sigue reconociendo como una figura importante en su vida.
Y es que no solamente fue su especie de “padrino” dentro del crimen organizado, ya que también formó parte de su familia una vez que aceptó ser padrino de bautizo de su hija, y posteriormente fue el padre de su segundo hijo, ya que mantuvieron una relación, o al menos tuvieron un romance que trajo al mundo al niño.
“Él me bautizó a la niña y, ya luego, me hizo al chamaco. Pinche abusón. Lo levantaron como al mes que tuve a Brandon. Según a la esposa le dijeron que lo pozoliaron vivo allá en Ciudad Cuauhtémoc”: Yaretzi.
Por lo anterior, Yaretzi está convencida de que en caso que fuera “levantada” por integrantes antagónicos a su grupo delictivo, preferiría morir ejecutada antes que sufrir las vejaciones por las torturas con las que las organizaciones del narco suelen asesinar a sus víctimas para provocar el miedo entre sus rivales.
“No quiero verles la cara a esos perros porque soy capaz de buscarlos en el infierno”, dijo Yaretzi.
Fue sicaria por el dinero
La joven sicaria indicó que se formó como “matona” dentro del narco por los pagos en efectivo que le ofrecieron en dólares, recordó desde el patio de una prisión en Juárez en entrevista con Gatopardo. Cuando cumplió 18 años de edad, ya sabía manejar las armas tras egresar de la escuela militar, y solo fue cuestión de “pulir sus habilidades” en manos del futuro padre de su segundo hijo quien le enseñó todo.
Desde disparar de carro a carro en movimiento hasta la manera de cómo debía operar para secuestrar y desaparecer a las personas, el patrón de Yaretzi la instruyó en el narco, donde comenzó limpiando los pisos para quitar el vómito y la sangre de las víctimas del cártel -el cual no se dio a conocer el nombre- para ir escalando paulatinamente.
“Él le enseñó otros trucos, como torturar, disparar ráfagas de coche a coche, secuestrar y desaparecer a las personas”, afirmó la sicaria.
De manera que después de ser limpiadora de pisos fue mandadera, después cóndor para ubicar a los narcos rivales, luego lince -quienes levantan y torturan a las víctimas- hasta llegar a ser una sicaria. Una vez como pistolera, Yaretzi comenzó a matar a personas y cuando iba por su víctima número 26, la policía la arrestó con todo y los “dos cuernos de chivo” que llevaba como aliados.
La joven pidió que se le llamara por el nombre de su mamá, Yaretzi, para que en caso de que leyera su experiencia, se animara a visitarla en la cárcel. “Seguro les ha de estar diciendo a mis dos hijos que su madre, además de andar de p***, sicaria. Pero decía: los sicarios no nacemos, nos hacemos”, expresó.
Fuente: El Heraldo de México