En América Latina se observaron políticas de sostenimiento de la relación laboral y subsidios a la contratación como medidas para impulsar la recuperación del empleo, pero México no adoptó ninguna acción en este sentido.
En distintas proporciones, la gran mayoría de los países del mundo adoptaron medidas de confinamiento en respuesta a la pandemia por la Covid-19, estas acciones tuvieron un impacto en los mercados laborales y América Latina fue una de las regiones más afectadas. En el momento más crítico, las políticas tuvieron un enfoque general y buscaron que la mayor cantidad de personas conservaran su vínculo laboral; en 2021 se transitó hacia medidas para fomentar las contrataciones.
La nueva edición del estudio de Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) analizó las medidas de protección a la relación de trabajo y los subsidios a la contratación implementadas en la región. México no figura con acciones en ninguna de las dos clasificaciones.
Estas políticas son importantes en un contexto en el cual la recuperación de los mercados de trabajo en Latinoamérica se ha concentrado en empleos de menor calidad.
“La necesidad de apuntalar el proceso de creación de puestos de trabajo y, sobre todo, la ocupación formal tras los efectos negativos de la crisis sanitaria es un desafío crucial para las políticas laborales de América Latina y el Caribe durante el período de desconfinamiento y vacunación extendida, y más allá”, se destaca en el informe.
Entre las medidas de apoyo analizadas por los organismos internacionales, destacan los subsidios a la nómina, los seguros de desempleo y la reducción de jornadas de trabajo, entre otras acciones que se califican como políticas de sostenimiento del empleo. Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tobago y Uruguay son las economías que implementaron este tipo de acciones.
En el caso de México, el único programa de este tipo implementado del que se tiene registro fue en la capital del país debido al seguro de desempleo con el que se cuenta a nivel local, el cual se amplió para beneficiar a un mayor número de personas en los momentos más críticos de la suspensión de actividades económicas por la emergencia sanitaria en 2020.
“Originalmente diseñados para períodos de desempleo cíclico, estos instrumentos tienen un potencial más limitado para crisis sistémicas que producen altas tasas de desocupación por períodos largos, como la que comenzó a configurarse con el covid-19″, se puntualiza en el documento.
En tanto, las políticas de apoyo a la contratación o de tránsito a la ocupación engloban medidas como los subsidios al regreso y a la contratación de trabajadores, las cuales han sido observadas en Argentina, Bahamas, Chile, Colombia, Perú y Uruguay.
México no figura con ninguna de las medidas analizadas y la última categoría engloba las políticas más importantes en un contexto con un mayor avance de los planes de vacunación y mayor apertura para las actividades económicas.
En Argentina, por ejemplo, el gobierno implementó el programa “Te Sumo”, orientado a promover el empleo joven en pequeñas y medianas empresa con el cual se cubre entre el 50% y el 90% del salario inicial del nuevo empleado joven por 12 meses. En Chile a través del programa “Línea Regresa” se entregaron beneficios a los empleadores por cada trabajador que estuvo con contrato suspendido, otorgando montos más altos para mujeres y jóvenes de entre 18 y 24 años.
“No todos los países de la región cuentan con programas específicos para incentivar nuevas contrataciones, lo que puede deberse tanto a restricciones presupuestarias como a debilidades en la institucionalidad necesaria para su diseño e implementación. Estos aspectos también explicarían la temporalidad relativamente acotada de la utilización de estos instrumentos en los países que los implementaron”, se indica en el documento.
La importancia de los subsidios
A nivel global, las economías más desarrolladas adoptaron políticas de apoyo a la contratación, en Australia, Letonia y Reino Unido, por ejemplo, se ampliaron incluso los beneficios. Esta transición estuvo vinculada con la apertura económica en los países.
Tanto a nivel regional como en los países más desarrollados, los subsidios a la contratación incorporan elementos de diseño para reducir las pérdidas de peso muerto; es decir, contrataciones que se habrían realizado aún sin el programa. Durante 2021 hubo un incremento en la adopción de estos instrumentos.
“Los subsidios a la contratación pueden ser eficaces para proporcionar incentivos (temporales) a las empresas para que contraten trabajadores desempleados y, cuando se establecen como objetivo, pueden ser medidas rentables, incluso durante las fases de recuperación”, subrayaron la Cepal y la OIT.
Sin embargo, los subsidios a la contratación no son una política que por sí sola garantice la promoción del empleo formal durante la recuperación del mercado de trabajo, estas acciones requieren de un acompañamiento, como los servicios de apoyo al empleo (asesoramiento, orientación profesional, intermediación laboral, actualización y mejora de habilidades) que ayuden a quienes buscan empleo a encontrar una vacante.
Estas acciones integrales son quizá la razón por la cual el empleo asalariado no ha evolucionado de la misma manera en todos los países que tienen este tipo de apoyos, reconocen los organismos internacionales.
Gerardo Hernández
Fuente: El Economista