Especialistas advierten que urgen soluciones combinadas como reciclar o tratar aguas residuales; es necesario que este tema sea considerado como problema de seguridad nacional; México está entre los países con escasez severa del líquido, que tiende a profundizarse
México tiene una serie de retos de cómo enfrentar el cambio climático en materia de agua: garantizar que no se agote; acceso al líquido para la vida urbana y rural, la salud; para los sistemas de producción y ecosistemas; acciones y estrategias para encararlos a que ayuden a la población a adaptarse a las nuevas condiciones no hay ninguna.
Podríamos tener acciones y estrategias que nos ayuden a adaptarnos a estas nuevas condiciones y, en este caso, en México me parece que aún estamos cortos en el tipo de acciones y debemos reconocer, uno, la importancia de los problemas que ya vivimos en términos de la seguridad en el acceso al agua y, segundo, el impacto del cambio climático, que agrava mucho estos problemas que ya son persistentes, sobre todo, trabajar en los escenarios de cómo se va a enfrentar ese problema”, dijo a Excélsior Roberto Sánchez Rodríguez, profesor e investigador en el Colegio de la Frontera Norte (Colef).
El también miembro del Grupo de Trabajo II del IPCC y coautor del Sexto Informe de Evaluación, Cambio Climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad, aseguró que uno de los pendientes del país es el diseño de estrategias en esta materia, porque no hay una única solución para el manejo del agua; no se trata de pensar que, si hay escasez, “ahora de dónde saco más agua”, por lo tanto, son urgentes soluciones combinadas, como reciclar o tratar el agua disponible del drenaje pluvial y del drenaje sanitario, “eso se hace en muchas partes del planeta” para ser usada en una gama muy amplia, así no se tendría que utilizar agua limpia —para consumo humano— para regar los jardines ni tampoco en las industrias.
Hay una gama muy amplia para combinar diferentes alternativas que permitan adaptarnos a las nuevas condiciones climáticas, pero eso es lo que no se hace actualmente y es urgente que la agenda nacional considere al agua como un problema de seguridad a nivel nacional, regional y local… tardarse traerá mayores costos”.
Ejemplificó que en el noroeste de México —en Tijuana donde vive—, se padece una sequía prolongada y los estudios disponibles, reconocidos en el reporte del IPCC, muestran que los escenarios de sequía para esta región serán periodos más intensos y más largos, “en lugar de ser cinco o seis años, el periodo de sequía será de más de una década”.
Además, suceden eventos extremos concurrentes, al mismo tiempo que hay sequía se incrementa la temperatura y la franja en la que se ubica México es de las partes del planeta donde se da ese aumento y tiene un efecto muy serio sobre la disponibilidad de agua.
El cambio climático desafía cada vez más la seguridad de acceso al agua. El más reciente informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) alertó que más de la mitad de la población del planeta, es decir cuatro mil millones de personas, ya vive con escasez severa de agua durante al menos un mes al año y México, por su ubicación geográfica, se encuentra entre los países con esa problemática que tiende a profundizarse.
En el capítulo 4 del informe dedicado al agua se puede observar en la página 11 un mapa que da cuenta de la relación entre la demanda y la disponibilidad de agua, el norte de México se ve como una zona con condiciones de escasez severa de agua de entre seis a 11 meses al año.
APORTACIONES DEL SEXTO INFORME DEL IPCC
El Sexto Informe de Evaluación, Cambio Climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad del IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático), además de alertar sobre las graves consecuencias que el cambio climático ya está trayendo, arroja cambios importantes y puede verse como un parteaguas dentro del trabajo del propio panel, pues llega en un momento muy apropiado dado el impasse que hay en las negociaciones internacionales para encontrar una solución al cambio climático, ya que la COP26, en realidad, no tuvo los resultados esperados, destacó Roberto Sánchez Rodríguez.
Viene a reforzar, agregó, la importancia de tomar acciones a corto plazo, cambiar patrones de desarrollo. En primer lugar, demuestra que “el cambio climático no es un problema para nuestros hijos o para nuestros nietos, o que ocurrirá en algunos años, se trata de un problema que tenemos encima desde hace varias décadas”.
Segundo, a nivel global las medidas de adaptación al cambio climático están muy atrasadas para reducir los riesgos tanto en la salud del planeta como para el bienestar y seguridad de los habitantes del planeta. Y tercero, la ventana de oportunidad para tomar acciones se está cerrando muy rápidamente, sentenció el investigador del Colef.
Sólo hay una década para actuar y frenar el calentamiento del planeta y evitar cambios irreversibles en los ecosistemas, pero los impactos seguirán en los siguientes años y empeorarán si continúan aumentando las temperaturas globales, indicó Debora Ley, oficial de Asuntos Económicos de la Unidad de Energía y Recursos Naturales de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) en México.
Para la autora líder del Sexto Informe de Evaluación del IPCC, hay opciones factibles y efectivas de adaptación a implementar, “por ello es necesario aprovechar la ventana de oportunidad, porque algunos sistemas, como los arrecifes de coral, que con mayor calentamiento ya tienen cambios y pérdidas irreversibles, y si no actuamos pronto corremos el peligro de que haya más sistemas con daños irreversibles y eso tendrá un impacto en la población que depende de servicios ecosistémicos”.
El informe destaca toda la evidencia de los últimos años y apunta a que tanto medidas de adaptación, como de mitigación por sí solas para reducir riesgos no son suficientes, por lo cual deben integrarse las acciones de mitigación con las de adaptación en busca del desarrollo sostenible, construir un sistema integrado y detectar qué acciones reducen emisiones, pero incrementan vulnerabilidad o viceversa, “debemos maximizar esas sinergias”, abundó.
En este sentido, Sánchez Rodríguez hizo hincapié en el desarrollo resiliente del clima, lo cual es trabajar de manera integrada y crear sinergias entre las acciones de adaptación y las acciones de mitigación, pero, alertó que la adaptación tiene rezagos importantes tanto a nivel internacional, como nacional, y en el caso de México, no cuenta con un programa nacional o estrategia nacional de adaptación, lo cual es una tarea pendiente y con cada incremento en el calentamiento global se reducen las oportunidades para la adaptación, “si no reducimos el calentamiento global no va a haber adaptación posible, se nos van a cerrar las oportunidades y cada vez será más costoso”.
De entre las aportaciones del sexto informe, Ley destacó que ofrece una visión más integrada del tipo de acciones a llevar a cabo para la adaptación al cambio climático, porque se reconoce que la biodiversidad y los ecosistemas son la base para la vida humana y la salud del planeta, pero también para la economía, por lo cual se necesitan nuevos mecanismos de relación con la naturaleza para garantizar condiciones sustentables a largo plazo.
Sánchez Rodríguez hizo énfasis en la necesidad de empezar a dar atención a cuestiones que, hasta ahora, no habían tenido la atención del IPCC, como la equidad de género, la justicia social, la justicia climática, la participación de la sociedad y la gobernanza, además de incluir el conocimiento tradicional de las comunidades indígenas.
De entre las opciones de adaptación identificadas, dijo Ley, está el fortalecimiento de los sistemas de salud y, de hecho, por primera vez un informe del IPCC menciona la salud mental, “debe cuidarse y tomarla en cuenta después de un desastre, sobre todo en las poblaciones más afectadas”.
Los autores del informe del IPCC indicaron que los más vulnerables serán los más afectados por los efectos del cambio climático y hay entre 3 mil 300 millones y 3 mil 600 millones de personas en el planeta que son más susceptibles a la vulnerabilidad.
Debora Ley destacó que el informe también pone en relieve la extinción de especies animales y vegetales debido al cambio climático, pero más que ello, “debe tomarse en cuenta el papel que jugaba esa especie dentro del ecosistema, porque se generan desbalances, un tema importante ya que el ser humano depende de servicios ecosistémicos”. El vínculo entre los ecosistemas y la salud del ser humano, añadió, es importante, porque entre más se pierdan los espacios naturales no habrá agua ni alimentos en el corto y largo plazos.
ESTRATEGIAS
- Uno de los pendientes de México es diseñar estrategias en materia de escasez de agua.
- Es urgente poner en marcha soluciones combinadas, como reciclar o tratar el agua disponible del drenaje pluvial y del drenaje sanitario, que ya se hace en muchas partes del planeta para ser usada en una gama muy amplia.
- De esta manera no se tendría que utilizar agua limpia, propia para el consumo humano, para regar los jardines ni tampoco en las industrias.
cva
Lorena Rivera
Fuente: Excelsior