Representan la tercera parte de los casos registrados en una base de datos binacional.
Los sistemas de salud en la frontera de México y Estados Unidos reportaron que al cierre de 2022 perdieron el rastro de 25 de 74 pacientes migrantes con tuberculosis, considerada por la OMS como una de las enfermedades infecciosa más letales, sólo por debajo de la Covid-19, y la cual es monitoreada por una comisión binacional.
La Secretaría de Salud indica que de enero a diciembre de 2022 se detectaron 74 casos de tuberculosis en la plataforma binacional, de los cuales 25 (33 por ciento) “se encuentran perdidos”, es decir, —son aquellos que después de estar por un año en el sistema de registro no se encontraron en su lugar de referencia—.
Del resto, 14 siguen en tratamiento, 13 están pendientes de clasificar, siete se trasladaron de México a Estados Unidos, seis terminaron el tratamiento sin las dos últimas pruebas negativas, en cinco casos los familiares dijeron que no llegaron los pacientes o no están registrados y sólo cuatro personas se curaron.
De los 74 casos en total, 62 fueron referidos de Estados Unidos a México, siete de México a aquel país y cinco de nuestro país a Sudamérica (Venezuela, Salvador, Guatemala y Perú).
Respecto a los casos enviados a nuestro país, el mayor número lo concentró el estado de Baja California con 17 pacientes, seguido de Michoacán con siete personas y el resto se distribuyó en 19 entidades.
Por grupo de edad, 54 por ciento de los casos se encontró entre los 20 a 40 años, lo que implica que impacta a “la población en edad productiva, con repercusión socioeconómica importante para el país”.
Respecto a la comunidad migrante con tuberculosis, la enfermedad afecta más a los hombres con 67 por ciento, lo cual tiene un comportamiento similar a lo registrado en las estadísticas a escala global.
El programa binacional comenzó en el cruce de San Diego, California, y Tijuana, Baja California, al mismo tiempo que en El Paso, Texas, y Las Cruces, Nuevo México; Ciudad Juárez, Chihuahua, y Matamoros, Tamaulipas.
Con los años se extendió y actualmente es una estrategia aplicable en todo el país, la cual permite hacer el seguimiento de los casos y el estudio de sus contactos durante el tratamiento.
Según el reporte del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis en México de la Secretaría de Salud, este presenta “debilidades” para impedir la transmisión y mayor concentración de casos en el norte del país.
Entre las debilidades, menciona que los migrantes que llegan de Estados Unidos al lugar de residencia “lo hacen sin ninguna nota clínica que informe al personal de salud acerca de su evolución clínica bacteriológica”, ello complica que sigan el tratamiento.
Es recurrente que, sin un documento de la medicina o el diagnóstico, el paciente “generalmente se encuentre asintomático y bacteriológicamente negativo, por lo que se descarta el padecimiento como caso de tuberculosis”.
Esto provoca que “en ocasiones no continúen con el tratamiento prescrito”, ya sea en su regreso a México o en su ingreso a Estados Unidos.
Debido a los altos flujos migratorios en la zona fronteriza también se identifica que “las condiciones de infraestructura y falta de acceso a los servicios de salud convierten a esta población en riesgo para desarrollar múltiples enfermedades, entre la que se encuentra la tuberculosis”.
Esa fue la razón por la cual desde el año 2000 la Comisión Binacional de Salud elaboró la Declaración de la Salud de los Migrantes, la cual incluye la combinación de capacidades y recursos multisectoriales para mejorar su salud y bienestar.
Para la atención de la tuberculosis en ambos países se crearon los Programas Cure-Tb, en Estados Unidos, y el Programa Nacional de Control de la Tuberculosis en México.
De 2007 a 2022, se han contabilizado mil 260 casos de migrantes enfermos de tuberculosis en la frontera norte.
Nurit Martínez
Fuente: El Sol de México