En medio de un entorno en el que los trabajadores en Estados Unidos siguen renunciando a sus empleos, el número de personas de la fuerza laboral mexicana en suelo estadounidense ya se encuentra por arriba de lo reportado antes de la pandemia.
En medio del fenómeno al que se ha denominado como la “gran renuncia” en Estados Unidos, los migrantes mexicanos no sólo han recuperado sus trabajos en el país vecino, ahora el empleo se encuentra 3.2% por arriba de lo observado antes de la pandemia, de acuerdo con un análisis de BBVA Research.
Para poner en contexto, la gran renuncia es un fenómeno observado de manera generalizada en grandes economías, donde trabajadores de primera línea han decidido dejar sus empleos para buscar nuevas oportunidades laborales que garanticen aspectos como la flexibilidad, salud mental, balance vida-trabajo, trabajo con propósito, entre otros elementos.
En este contexto, la fuerza laboral mexicana en suelo estadounidense llegó a un nivel de 7.6 millones de personas en el segundo mes del año, un aumento de 3.2% respecto de lo reportado en febrero de 2020, en el impacto inicial de la pandemia en dicho país. Esto ocurre, además, en el mismo mes en el que el mercado laboral de Estados Unidos reportó una tasa de renuncias de 2.9%, una de las cifras más altas de la historia.
“La creciente demanda de fuerza de trabajo en Estados Unidos durante la pandemia, especialmente en sectores esenciales, atrajo la mano de obra de población migrante, principalmente de México y Centroamérica, lo que ha impulsado el incremento de las remesas a estos países”, explicó en el análisis Juan José Li Ng, economista senior de BBVA Research.
El crecimiento de la población trabajadora mexicana en la Unión Americana está alineado con la fuerza laboral autoidentificada como latina, donde se observa un crecimiento de 2.4% con respecto a nivel previo a la crisis sanitaria.
“Tanto la población migrante mexicana como la hispana o latina han tenido una recuperación más favorable que el promedio general en la Unión Americana, el cual todavía no logra recuperar sus niveles antes de la pandemia”, apuntó el especialista.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), desde 1970, Estados Unidos es el país con más recepción de migrantes de todo el mundo.
En abril de 2020, uno de los meses más críticos de la pandemia, la tasa de desempleo de los migrantes mexicanos llegó a 17%, pero el indicador ha tenido una mejoría gradual y se ubica en 4%, aunque aún presenta margen para ganancias adicionales considerando que su nivel prepandemia era cercano al 3 por ciento.
“Ante eventos negativos en una economía, es posible que los empleadores y los trabajadores opten por recortar las horas de trabajo, y por tanto el pago total, en vez de hacer un recorte de personal. Estas acciones no se reflejarían en cambios en la tasa de desempleo, pero afectarían directamente el ingreso y bienestar de los hogares de los trabajadores”, resaltó Juan José Li Ng.
Para Joaquim Tres, especialista de la Unidad de Migración del Sector Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la economista Bárbara Buchbinder, entre los beneficios del trabajo migrante se encuentra la expansión de la oferta laboral en el país receptor y la generación de una mayor competencia para la fuerza laboral local.
“El acceso al mercado laboral no sólo es bueno para los migrantes y sus familias, sino también para las comunidades que los reciben. Las regiones que reciben más inmigrantes ven un aumento en su productividad económica porque los trabajadores inmigrantes, en promedio, tienden a complementar a los trabajadores nativos y fomentan la inversión empresarial”, subrayaron los especialistas en el artículo Cómo generar empleo para migrantes y hacer crecer la economía.
Envío de remesas al alza
Este crecimiento de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos ha contribuido a un incremento en las remesas. El en el mismo período en se observó al aumento de la fuerza laboral migrante en EU, el Banco de México (Banxico) informó que ingresaron a nuestro país 3,910 millones de dólares por concepto de remesas familiares.
El ingreso de estos recursos representó un crecimiento anual de 23% en las remesas familiares. De esta manera, los envíos de dinero de los trabajadores mexicanos a sus familias hilaron 22 meses con incremento anual.
De acuerdo con especialistas, aunque estas transferencias no se contabilizan para el Producto Interno Bruto (PIB), sí ayudan al consumo interno fortaleciendo el ingreso de los hogares en nuestro país.
Durante 2020, según la OIM, nuestro país recibió 43,000 millones de dólares por transferencias de trabajadores fuera de México, cifra con la que se ubica como la tercera economía a nivel global con más recepción de remesas, sólo por detrás de India y China.
Fuente: El Economista