Buenos Aires. Miles de personas salieron ayer a las calles de esta capital en rechazo al polémico homenaje que la candidata a vicepresidenta de la ultraderechista La Libertad Avanza, Victoria Villarruel, compañera de Javier Milei, impulsa para reivindicar la dictadura militar y honrar a genocidas con un acto en la legislatura porteña, donde es mayoría la derechista alianza de Juntos por el Cambio.
Villarruel sostuvo que “el Estado en democracia nos está violando los derechos humanos para garantizarle la impunidad a un grupo de violentos que hoy gozan de libertad y de las garantías que les da nuestra democracia”, volviendo a revivir la teoría de los dos demonios, que equipara los actos de la guerrilla con el terrorismo ejercido por el Estado durante la dictadura (1976-1983).
Este homenaje fue calificado de “negacionista” por organizaciones de izquierda y de derechos humanos –entre ellos los Hijos desaparecidos, recuperados por Abuelas de Plaza de Mayo y Madres Fundadoras de Plaza de Mayo, que manifestaron su repudio–, a las que se impidió acercarse a la Legislatura, donde se instalaron vallas en todas las entradas y se desplegó a policías de la ciudad y también de infantería, con los que hubo forcejeos.
Villarruel asegura desde hace tiempo que “no existió terrorismo de Estado”, y que “después de 40 años de una visión amputada de los derechos humanos y de demonizarnos (a los militares de la dictadura) ya no les tenemos miedo” .
Familiar de genocidas de la dictadura militar (1973-1983) y visitante de personajes siniestros cuando estaban detenidos, entre otros el ex presidente Jorge Rafael Videla y el comisario Miguel Etchecolatz, responsable de miles de crímenes cometidos en los Centros Clandestinos de Detención en la provincia de Buenos Aires, Villarruel ocupó ayer un lugar en el salón dorado de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires para proclamar que “durante 40 años las víctimas del terrorismo fueron desaparecidas de la memoria y barridas bajo la alfombra de la historia, se les negó (…) ninguna de estas víctimas tiene justicia, ni reparación, aunque sea moral”, y dijo que los militares “sufrieron” a manos “de aquellos que quisieron imponer una tiranía de izquierda”, en referencia a las organizaciones armadas de los años 70.
Homenaje a las Víctimas del Terrorismo fue el nombre del acto de Villarruel, repudiado ante el “negacio nismo” que se trata de volver a imponer cuando se cumplen 40 años de la recuperación de la democracia.
La “teoría de los demonios”
Villarruel, quien es diputada, instala la llamada “teoría de los dos demonios”, a pesar de que la jurisprudencia internacional establece que son delitos: secuestros, torturas, homicidios y desapariciones, cometidos mediante la aplicación del “terrorismo de Estado”, cuando éste tiene la responsabilidad de proteger a la ciudadanía y de ser el primero en cumplir las leyes. En este caso se cometieron crímenes de lesa humanidad que nunca prescriben.
La dictadura no sólo actuó contra lo poco que quedaba de las guerrillas, sino lo hizo de manera indiscriminada contra todos los opositores, estudiantes, sindicalistas, intelectuales, docentes y activistas de derechos humanos.
Pero algo muy grave sucedió cuando llegaron invitadas al acto la periodista negacionista Delfina Walger, junto con Ximena Texanos Pintos, quien era vecina de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, cuando sucedió el intento de asesinato hace un año, en la puerta del edificio, a quien la defensa de la ex mandataria ha pedido se investigue por su presunta participación en el atentado.
Tanto Wagner como Texanos negaron que 30 mil personas hayan sido desaparecidas durante el régimen castrense. Más aún, Wagner dijo estar a favor del acto “porque hay que rendir homenaje a las víctimas del terrorismo en Argentina”, pero arrinconadas por militantes de derechos humanos que se manifestaban en contra, Texanos Pintos matizó: “nadie está a favor de la tortura; nadie está reivindicando la dictadura”, señaló Página/12.
También estaban presentes algunos de los neonazis de Revolución Federal, ligados a ex funcionarios del ex presidente Mauricio Macri como la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich y su asesor Gerardo Millman, muy ligados a Israel, que según reconoció Milei, ayuda, junto con Estados Unidos, a su partido La Libertad Avanza.
“Este tipo de reivindicaciones de la dictadura es un avasallamiento a los derechos humanos y lamentablemente tiene representación institucional”, sostuvo la legisladora Victoria Montenegro, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura, hija de desaparecidos durante la dictadura y apropiada al nacer por un militar.
“¡Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar!”, corearon los manifestantes que se mantuvieron afuera de la Legislatura en repudio al acto.
El Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que congrega a unas 300 organizaciones de derechos humanos, políticas, sociales, sindicales y estudiantiles, aseveró que el homenaje “convocado por Villarruel para las víctimas del terrorismo, sólo constituye una reivindicación a los autores del genocidio y sus cómplices.
“En este país no hubo una guerra entre dos demonios, sino que fue un terrorismo de Estado, un genocidio con 30 mil víctimas directas, delitos aberrantes y crímenes de lesa humanidad que no prescriben”, señalaron en una declaración.
Por otra parte, en la madrugada se conoció que se dejaron tres bombas molotov frente al local del Partido Comunista de esta ciudad, y las tres sobre placas donde se recordaba el secuestro y desaparición de tres militantes de ese partido. El llamado a la policía frustró el atentado que hubiera podido hacer mucho daño. Por supuesto que las amenazas crecen en los últimos días, y la inseguridad con extraños “delincuentes” muy bien armados pone mayor incertidumbre en medio de la campaña electoral más sucia y extraña de la historia en estos 40 años de democracia.
Otro hecho denunciado por represenates de la comunidad afroargentina fue que se destruyó un monumento a María Remedios del Valle, cuya figura honra a la Madre de la Patria. Situado en una plazoleta en el barrio de San Telmo como un homenaje a esta heroína afrodescendiente que formó parte del Ejército del Norte, bajo las órdenes del general Manuel Belgrano, en la lucha por la independencia, en el siglo XIX, que la nombró capitana.
El monumento fue quemado en su totalidad la madrugada del viernes pasado, lo que generó un fuerte repudio, en especial del Ministerio de Cultura y de representantes de la comunidad afroargentina. El ministro de Cultura, Tristán Bauer, pidió encontrar a los responsables “para que asuman las consecuencias de semejante acto de vandalismo”.
Stella Calloni, corresponsal
Fuente: La Jornada